Category Archives: Historias

Desviarse del camino: un libro sobre el papel pintado

La grandeza de ser un profesional de los museos es que nunca sabes cuándo o dónde necesitarás las habilidades que aprendes a lo largo de tu trayectoria. Esta es una historia sobre ello.
Hace unos meses comentaba con Robert M. Kelly un artículo que él estaba escribiendo para un periódico. Haberme ocupado de textos de museos en varias ocasiones antes, me capacitaba para dar algunas ideas. Supongo que todos los que alguna vez habéis escrito o editado textos de exposiciones o catálogos sabéis lo que significa usar un bisturí en palabras de relleno o un hacha de carnicero en párrafos enteros, para ajustar el texto al número de palabras dado.

Cuando terminamos, Bob me pidió que le ayudara con un libro que estaba escribiendo. Un libro sobre el papel pintado. Los primeros años del papel pintado.
Yo le dije: “Bob, soy Jefa de Colecciones, no sé nada sobre papel pintado y no soy una hablante nativa”
Bob dijo: “Sí, exactamente lo que estoy buscando”

A veces me alegra que, hoy en día, la mayoría de las conversaciones sean vía email, porque si él me hubiese preguntado si estaba bien enviar la Mona Lisa vía [insertar la compañía de mensajería favorita], le hubiese puesto la misma cara.
En cualquier caso, ahora, exactamente 9 meses después de que empecé a leer las primeras frases del manuscrito, el libro ha salido a la venta y yo estoy enormemente orgullosa.

Backstory of Wallpaper book face

¿Por qué debería leer un libro sobre el papel pintado?, te estarás preguntando.

Bien, hay muchas buenas razones: el papel pintado se encuentra en las paredes de las casas históricas y tenemos que cuidarlo tanto como cuidamos los muebles, las alfombras y otros objetos. Puede que tengamos papel pintado en nuestras colecciones, como flamantes rollos que nunca fueron entregados e instalados, como fragmentos rescatados de casas destruidas, como piezas inventariadas por error como papel de revestimiento (o viceversa) o como estudios de colecciones para cuestiones de diseño. Como siempre: cuanto más sabes sobre algo, más fácil es cuidarlo.
Pero este no es un libro sobre cuestiones de conservación o registro. Cuenta la historia social y económica de cómo el papel pintado fue hecho en sus inicios, cómo fue vendido y cómo se popularizó entre las paredes de las colonias europeas y norteamericanas. Y es un libro sobre personas.
Nos encontramos con gente que hizo, vendió, compró e instaló papel pintado. Conocemos a Jean-Michel Papillon, quien hizo las maravillosamente detalladas descripciones y dibujos del oficio destinados a la Enciclopedia de Diderot (algunos se pueden ver en el libro)- pero fue forzado por su padre a dedicarse a esto, así que lo dejó tan pronto como pudo. Thomas Coleman, quien empezó vendiendo papel pintado en Londres y más tarde se mudó a las colonias americanas para hacer lo mismo. Catharine Mac Cormick, quien fue una de las pocas instaladoras que conocemos por su nombre, representando a los innumerables empapeladores y empapeladoras que no dejaron huella en los registros.

Seguir la pista a la gente, hace fácil y divertida la lectura. Aun siendo un libro sobre la historia y tecnología del papel pintado, no es aburrido. Es un viaje hacia el pasado.
Ahora, mientras continúo mi viaje a través del camino de una Jefa de Colecciones y profesional de los museos, me intriga cuándo y dónde la habilidad de haber ayudado a que un libro sobre el papel pintado vea la luz será necesaria en otro proyecto. Mientras tanto, tendré una imagen de un papel pintado como fondo de pantalla.

Backstory of Wallpaper book face

El libro está disponible en todas las librerías:
Robert M. Kelly: The Backstory of Wallpaper. Paper-Hangings 1650-1750. Publicado por Wallpaperscholar.com, tapa dura, 190 páginas.
ISBN-10: 0985656107
ISBN-13: 978-0985656102

Puedes echar un vistazo aquí:
http://www.amazon.co.uk/The-Backstory-Wallpaper-Paper-Hangings-1650-1750/dp/0985656107/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1378396917&sr=8-1&keywords=Backstory+of+wallpaper

Traducción al español desde el inglés: Laura García Oliva.

Este post también se encuentra disponible en neerlandés, traducido por Jiska Verbouw, en Zulu y Ndebele, traducido por Phineas Chauke y en Francés, traducido por Marine Martineau.

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La Nueva Generación

Siempre he dicho que no me gusta llevar el trabajo a casa, pero encuentro que es mas fácil decirlo que hacerlo!

Cuando empecé en esta profesión trabajaba en lo que se puede llamar detrás de escena, como coordinadora de exposiciones internacionales con una conocida compañía en España. Me di cuenta que me dio una perspectiva distinta cuando visitaba museos en mi tiempo libre. Notaba si las obras no estaban colgadas al mismo nivel, cuando faltaban las etiquetas, cuando el soporte de una pieza se veía raro e incluso cuando la pintura no estaba bien.
Si era yo la que trabajaba en una muestra, sabía todos los detalles de lo que pasa en el montaje. A pesar de la belleza o importancia de una obra, si algo se había retrasado en llegar o se había presentado un problema un problema, era en lo único en que podía pensar, (aunque ver la obra en su puesto me dejaba tranquila). Si no era yo la que trabajaba en el montaje, me preguntaba como vendrían las obras empaquetadas, como las movían y come se transportaban. Que cajas usaban?

La mayoría de la gente no nota la altura de los pasillos, escaleras o puertas, pero yo si. No dejaba de mirar los puntos de acceso y las puertas de embarque allí donde fuera. Se lo que cabe y lo que no cabe en vuelos internacionales y cada vez que viajo en avión no dejo de pensar que hay en la bodega aparte de maletas.

A mi marido le gusta decir que me gusta controlar todo, así que mi trabajo me va perfecto. Cuando cambie a trabajar en museos, mi experiencia me ayudó mucho y mi lado obsesivo-compulsivo me vino bien para mis tareas diarias como registradora y encargada de colecciones. Enfrente de mi tenía toda una colección que necesitaba de mis cuidados. La idea de reorganizarla, re-empaquetarla y de hace un inventario total me hacía sentir como un niño en una tienda de juguetes. No supe cuánto me estaba influyendo mi trabajo hasta que un día mi hija estaba ordenando unas pegatinas e hizo esto

iPhone2

Fue entonces cuando me di cuenta porque ninguna canguro pudo entender mi sistema de organización de juguetes. Todos los juguetes de música van en una caja, todos los juguetes de contar y apilar en otra, los de jalar en otra, y así. Estaba trayendo el trabajo a casa y pasándolo a mis pequeños. De repente me di cuenta porque a mi hija le gustaba apilar los salva platos y se disgustaba cuando en las tiendas las cosas estaban fuera del estante y en el suelo. Me di cuenta que tenía una importante responsabilidad: enseñar a la siguiente generación! Espero que pueda realizar mi tarea, así tendrá una habitación limpia y entenderá la importancia de tener un plan de acción.

Maria O’Malley

Traducción al español desde el inglés: Susana Macarron

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Un Falso Real: Tras la pista de un falsificador de arte Parte 8

picture: LSU University Art Museum

Mark Landis
Otros alias conocidos:
2009 – Steven Gardiner
2010 – Father Arthur Scott
2011 – Father James Brantley
2012 – Mark Lanois

El artículo del New Yorker debería publicarse a finales de mes. Tengo mucho que compartir sobre Landis y lo haré pero, en cierto modo, parece como si en este momento todo estuviese en una calle de sentido único. Estoy aquí escribiendo todo lo que sé sobre Landis y manteniéndoos informados sobre mis descubrimientos mientras cuento mi historia, pero no sé si estoy escribiendo sólo para mí mismo o si estoy llegando a los gerentes de colecciones ahí fuera.

Me gustaría saber si alguno de vosotros se ha encontrado ya con Landis o los alias de los que ya he hablado, o qué habéis encontrado en vuestras investigaciones sobre prestadores que hicieron saltar la alarma. He dedicado cinco años de mi vida a esta persona y sé que debe de haber más gente como Landis por ahí, aunque no sea exactamente igual. ¿Qué hace vuestra oficina de patrocinio para comprobar a los donantes o los filántropos? ¿Qué han encontrado? ¿Ha conseguido el caso de Landis que os hagáis preguntas o tengáis una sorpresa en vuestro puesto actual? Me gustaría oíros.

Me gustan los blogs, y una parte de escribir en blogs consiste en preguntar y responder, así que para la siguiente sección he pensado que haremos un apartado que llamaremos

Preguntas a Matt

Vosotros hacéis preguntas en la sección de comentarios o a través del correo o por teléfono y yo las responderé en el siguiente apartado. Estoy ansioso por oír hasta vuestra más oscura consulta sobre el caso o incluso sobre mi experiencia…
Sois los mejores y, por favor, mantened el ritmo con el trabajo bien hecho dondequiera que estéis trabajando actualmente, siendo conscientes de que vuestra próxima aventura será incluso mayor y mejor de lo que es donde estáis ahora. Haced bien vuestro trabajo, no os metáis en problemas y estaréis bien.

¡Hablamos pronto!
Matt

Traducción al español desde el inglés: Salvador Martinez

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El oso en el elevador

Picture (c) by Klaus Pichler
Foto (c) de Klaus Pichler

¿Son posibles los viajes en el tiempo? Creo que sí lo son, al menos en nuestra mente. Una imagen, una afirmación, un aroma, y estás repentinamente en otra parte, a unos pocos años atrás, sumergiéndote en una cierta situación una vez más. Esos repentinos recuerdos son a veces lindos, a veces horribles, y algunas veces simplemente graciosos. La última vez que me sucedió eso fue cuando vi por primera vez al oso en el elevador durante el proyecto de “Esqueletos en el closet” de Klaus Pichler (ver el artículo “De gira con los ayudantes de Noé” para más detalles).

Estaba visitando a algunos antiguos colegas en el Landesmuseum für Technik und Arbeit (Museo Estatal de Tecnología y Trabajo) un poco antes de inaugurarse la exposición “Kosmos im Kopf” (“El cosmos en la cabeza”). Presioné el botón del elevador del personal y esperé su llegada. La puerta se abrió y repentinamente y di un salto hacia atrás. Un gigantesco Gran Danés estaba parado frente a mí, mirándome, con las fauces ligeramente abiertas. Por un momento consideré esto como algo más bien ridículo, pero de algún modo resultaba una adecuada manera de morir para un museólogo, Pero entonces lo pensé de nuevo. No era lógico que un perro come-hombres usara el elevador para ir en busca de su siguiente presa. Luego del primer shock, lo miré más de cerca y descubrí que el Gran Danés solo estaba disecado. Aparentemente, el perro fue “estacionado” en el elevador hasta que los preparadores del museo lo requirieran.

Decidí acercarme al perro en el elevador, y me acordé de otra ocasión unos pocos años antes. Había comenzado a estudiar hacía poco la carrera de Estudios Museales, tratando de hacerme la idea de lo que escogería en ese campo. De modo que tomé el internado (pasantía) en el Naturkundlichen Sammlungen (Colecciones de Historia Natural) en Berlín-Charlottenburg. En el taller de sus taxidermistas había un lobo disecado que miraba de modo tan realista que uno tenía que tocarlo para asegurarse de que no estaba vivo. Sus taxidermistas eran unos reales artistas. Me explicaron cómo “rellenar” animales (un término usado por ellos para distinguir los “rellenadores” comunes de los reales taxidermistas que estudiaron y aprendieron su oficio. Antes de que ellos hicieran algo con el animal muerto, intentaban obtener una foto del animal cuando estaba vivo. Una imagen en el más amplio sentido de la palabra: trataban de obtener fotos, vídeos, trataban de hablar con gente que los conoció cuando estaban vivos, y cosas así. Me explicaron que si no lo haces, solo prepararás un animal que es uno más de su especie. Si quieres hacer una taxidermia de un cierto animal, solamente de ese único animal, entonces tienes que conocer su personalidad, o de otro modo nadie lo reconocerá cuando esté listo. Y eso es verdad. Trate usted mismo la próxima vez que visite un museo de historia natural. Le prometo que usted verá que lucen solo “correctamente”, casi con vida. Y encontrará algunos que simplemente lucen “mal” aunque estén anatómicamente correctos (encontrará algunos que ni siquiera son eso -pero eso es una historia diferente.

Desde entonces, en ese internado he sentido gran respeto por el trabajo que los taxidermistas hacen -y descubrí que nunca tendré la paciencia para lograr ser uno de ellos.

Libro: “Esqueletos en el clóset”, fotos de Klaus Pichler, textos de Klaus Pichler, Julia Edthofer and Herbert Justnik, edición en inglés disponible y puede ser ordenada a través del sitio web de Klaus Pichler.

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Desde el estante – Las peticiones del público

Por si pensaban que había estado jugando con mis pulgares entre una y otra de las cosas sobre las que he escrito en números anteriores, déjenme comentarles acerca de los

Requerimientos del público

Déjenme poner la escena – Tengo dos internos esperándome para que les indique sobre sus próximos proyectos. No sólo qué son, sino cómo hacerlos. Y no sólo decirles, sino mostrarles cómo hacerlo. Y comenzar a hacerlo yo mí misma para que ellos tengan una idea clara. Entonces, Kris me llama por teléfono para decirme que me necesita para chequear los textos para los paneles del Eagle Project (el Proyecto Águila) antes de enviarlos al impresor a las 2:30. Son la 1:00. Pongo los textos en la computadora, y luego voy a la mesa a mostrarles a los internos cómo embalar y envolver en tisú y poner en cajas los abrigos de niño. Pero suena el teléfono, es una voz de anciano, suave como la melaza de sorgo ……

In attic, 1780s house, Nine Mile Point, Jefferson Parish, Louisiana. View towards 20th century closet constructed within the attic. by Infrogmation via flickr“Me dijeron que era con ud. con quien debía hablar. Estábamos limpiando el gallinero de la granja de mi bisabuelo y encontramos esta piedra. Creo que es oro, realmente. Parece como algo que los Indios debieron haber usado. Es brillante pero tiene rasguños. La lavamos muy bien y no huele tan mal. Le pasé una lima para sacarle algunos arañazos. Se la estoy llevando en 15 minutos. Espero que no le importe. Estoy seguro de que es valiosa”.

Bueno, sí. Exageré. Pero la mayoría de las llamadas de potenciales donantes comienza con “Estábamos limpiando el ático en la casa de mi… (escoja ud. el familiar)”. Si eso suena como algo que nos podría interesar, chequeo con Kris y acordamos ir a verlo o que nos lo traigan. Si no calza en los parámetros de nuestras colecciones, les sugiero otro museo que pueda interesarse. Si quien llama quiere saber algo acerca del valor de un ítem, sobre todo si planea donarlo, tengo prohibido, por ética museística, dar un avalúo. Tengo una lista de avaluadores y websites a quienes referirles. Si ellos sólo quieren saber qué es, trato de ayudarles por teléfono, pero si no puedo, los llevo o trato de sugerirles a alguien más que les pueda ayudar.

Otro tipo común de llamadas es la de las personas que quieren saber cómo preservar mejor sus tesoros familiares. Trato de saber -en la medida que pueda- de qué está hecho el objeto, en qué condición está, qué quiere hacer la persona con él. Igualmente, les pregunto sobre si el sitio donde lo guardan es caliente o tiene aire acondicionado, y con qué tipo de iluminación cuenta. A veces es una situación quisquillosa, porque trato de obtener una idea por teléfono acerca de si la persona quiere o está dispuesta a invertir algún dinero en materiales especializados de almacenamiento. De ser así, sugiero lo que pueden necesitar y les doy información acerca de dónde conseguirlo. Si no, a menudo recurro a la vieja estrategia: si no pueden procurarse unas buenas cajas de archivo o embalaje, que guarden sus objetos de valor en un armario, envueltos en una vieja y gastada funda de almohada.

También está la estrategia de la bolsa de cierre zip -mala estrategia-, el “si-te-sientes-cómoda, -es-probablemente-una-estrategia-demasiado-cómoda”, o la estrategia del “cualquier-cosa-menos-cajas-de-cartón-en-el-ático”. Usualmente trato de convencerlos de que el lavado y pulido frecuente hace más daño que mantenerlo en condiciones inferiores a las ideales.Si veo que necesito investigar más, les digo que les devolveré la llamada. Y lo hago.

Incluso me metí a voluntaria por mi cuenta, atendiendo solicitudes telefónicas de información. A finales de este mes iré a un pequeño museo local para enseñar a los miembros de su personal remunerado, y a algunos de sus voluntarios, acerca de cómo marcar los objetos.

Amo ayudar a la gente en esas cosas, pero toma tiempo. Y tengo que ir a actualizar la base de datos.

Shanti

Anne

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Un día en la vida de un Curador de Museo en Grecia: enfrentando la burocracia

Heraklion Archaeological Museum by Georgia FloudaLuego de mi última charla virtual con Ángela, y habiéndome familiarizado por mí misma con la filosofía del proyecto, me he dado cuenta de que existe la posibilidad de escribir sobre los aspectos prácticos del trabajo como curador de museos en Grecia. Este blog sirve como un foro de comunicación entre registradores de museos y curadores de todo el mundo. En este marco, quisiera extenderme un poco sobre lo que significa trabajar en un museo arqueológico público, en un Estado limitado por la crisis económica.

Con excepción de algunos museos, siendo el Museo Nueva Acrópolis es el más famoso de ellos, la mayoría de los museos arqueológicos en el país se encuentra bajo la jurisdicción de la recién bautizada Secretaría General de Cultura. Ésta fue anteriormente parte del Ministerio de Cultura y desde 2012 pertenece al Ministerio de Educación, Asuntos Religiosos, Cultura y Turismo. El concepto para este cambio fue la reducción de los departamentos administrativos del sector público del Estado griego. Conforme pasa el tiempo, eso también significa algún tipo de degradación en las expectativas de los miembros del Servicio Arqueológico Griego y de los profesionales de los museos entre sí. Los números hablan por sí solos.

Heraklion Archaeological Museum by Georgia FloudaCuando el Ministerio de Cultura aun existía siempre tuvo el más bajo presupuesto de los ministerios griegos. La denominada Secretaría General para la Cultura ahora tiene que financiar la mayoría, si no todas sus acciones, a través de proyectos financiados por la Unión Europea. Estos proyectos se aprueban y luego se ejecutan bajo estrictas especificaciones a través del llamado Marco Estratégico Nacional de Referencia (MENR; NSRF por sus siglas en inglés). Desde su inicio, y a lo largo de su ejecución, el museo u otros proyectos arqueológicos se administran de forma centralizada a nivel nacional. Sin embargo, en muchos casos esos proyectos absorben casi la mitad de la energía diaria de los directores de museos que participan, con el fin de sostener la burocracia laberíntica del MENR. Por lo tanto, el objetivo de desarrollar más proyectos en los museos en la práctica significa más burocracia, y uno se pregunta, naturalmente, donde puede estar la salida de semejante laberinto.

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Un Falso Real: Tras la pista de un falsificador de arte Parte 7

Disculpen, pandilla, que haya pasado tanto tiempo desde mi última entrada al blog, y espero contar con vuestra bienvenida. Los últimos cuatro meses han tenido sus altas y bajas, y en este momento estoy en el período de baja. ¿Por qué? Pues, otra vez estoy buscando un empleo de tiempo completo.

Como muchos de ustedes saben, he estado en el mundo de las bellas artes y las instituciones sin fines de lucro por 15 años. Tuve que salir de mi zona de confort e ir a buscar trabajo. La investigación sobre Landis me ayudó en eso. ¿Cómo pueden preguntarme cómo? Conocí a Marty y Jan SIkora, de Cincinnati, en la inauguración de la exposición FAUX Real el pasado 1° de abril de 2012. Hablé con ellos acerca de Landis y mi experiencia en el mundo del arte, y de cómo podría yo ayudarles con su franquicia. Los meses pasaron y me mantengo en contacto con ellos, pero aun sin trabajo. Llega diciembre de 2012 y aun sin trabajo, y mucha incertidumbre entrando el 2013. Landis en este punto hizo lo que prometió y detuvo su plan; era muy poca actividad como para que yo lo siguiera.

Llega 2013 y Landis sigue presente en esta nueva temporada. Fui contactado por un veterano escritor de The New York Times, quien me entrevistó durante doce horas, en dos días, incluso viendo el Daytona 500 conmigo. Pasamos un buen rato, y me enteré de muchas cosas respecto de Landis. Él estaba aun activo, y ahora conozco su actual alias, el quinto. Busco de inmediato nuevas publicaciones sobre Landis en The New York Times. Será probablemente la más fuerte entrega que se haya escrito sobre el tema, y alcanzará a más lectores, quienes sé que no han escuchado acerca de Landis.

Pero regreso a mi búsqueda de empleo. Recibo la llamada de Marty, quien me contrató como administrador de ventas en el interior. Yo no sabía nada acerca de ese negocio, y estando en él me sentía como extraño. Bueno, para decirlo simplemente, no calzaba bien, y el negocio tampoco iba bien. Perdí el empleo la semana pasada, debido al desgaste que me produjo. Me digo esto por decir algo, no te sientas muy confiado en tu actual situación. Piensa fuera de la caja y haz un esfuerzo por creer que puedes hacer lo que sea que te propongas. Da tu mejor esfuerzo incluso si no sabes ni pizca de lo que estás haciendo. Hay gente allá afuera que te verá por lo que eres y por lo que puedes hacer. Confía en esa gente. Todavía hay gente buena por ahí que te dará una oportunidad, y me acordaré de esto a medida que avance en mi vida.

Busquen el artículo en The New York Times, que aparecerá este verano, y como siempre, ¡manténganse en marcha!

¡Hablamos pronto!

Matt

Traducido al español desde el inglés: Fernando Almarza Rísquez

Leer más:

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Desde el estante – Mapeando mapas

Map of Downtown Charlotte 1954, Map by Dolph Map Co., picture via flickr by davecitoLas cosas han estado algo tranquilas por acá últimamente. Solo he estado actualizando la base de datos. Solo tengo cerca de 100 fotografías que renombrar. He comenzado a procesar 2.000 adquisiciones, y estamos casi actualizados en la data de las que han ingresado durante el año. El problema es, no obstante, que cuando las cosas interesantes llegan a nuestro escritorio, uno no puede simplemente anotarlas, pegarles un número y otro pegarlo en el estante. Te involucras con ellos. Últimamente, ha sucedido con mapas. Kelly, una de nuestras -ah, tan maravillosas- internas y yo estábamos hurgando en un conjunto de mapas del anteproyecto inmobiliario de Charlotte, en el condado de Mecklenburg, que data de la década de los años 1930. Ellos demarcaban lotes del centro de la ciudad -perdón, de zonas residenciales- e indicaban los dueños de propiedades y sus avalúos. Los valores de las propiedades han cambiado un poco desde entonces, ¡pero Trade and Tryron era el lugar para quedarse a vivir! Este tipo de documentación es de inestimable valor para cualquier investigación sobre la historia de las edificaciones y negocios de la ciudad. Teníamos como parte del mismo material para darle accesión una multa a un lote oficial de Charlotte, Carolina del Norte, fechada en 1928. Estaba impresa en lino con cubierta de pelo largo, hecha a partir de los originales y bocetos dibujados a mano alzada de, entre otros recuerdos, los de un pasado desaparecido, y las líneas del tranvía que solía servir como transporte masivo para la ciudad.

Es algo instructivo -y fascinante- regresar cuarenta años y más, hasta 1888. El mapa donado este año es del Condado de Mecklenburg. El centro de la ciudad no está detallado, pero los nombres de los propietarios están escritos en las áreas periféricas. Con suficiente seguridad, allí está “nuestro” Alexanders (see  http://www.charlottemuseum.org/alexanders.asp para más detalles). En varias de esas propiedades se pueden ver los nombres que luego fueron dados a las calles, a los parques y edificios, negocios y vecindarios del área. Junto con este mapa, recibimos como propiedad del museo una emisión de bonos de arrendamiento de Inglaterra, de 1696. Se colgaba en una oficina de abogados de Charlotte, y dentro de poco se colgará en nuestra biblioteca. Está escrito a mano en pergamino de piel de becerro y con tres sellos de cera de color rojo en la parte inferior, ¡y yo desafío a cualquiera a intentar leerlo! No sólo es escritura arcaica, sino que es un lenguaje legal opaco que avergonzaría a cualquier moderno escribiente de las letras pequeñas. Lee, otro interno de la colección, intentó transcribirmelo. Afortunadamente, el donante encontró una transcripción hecha por otro abogado en 1975. Probablemente vamos a lograr que esté disponible en la biblioteca para los que tengan curiosidad, ¡o que estén en busca de lecciones de verborrea ofuscadora!

Bueno, mejor sigo con la actualización de la base de datos. Y pegando algunos números.

Shanti.

Anne

Traducción al español desde el inglés: Fernando Almarza Rísquez

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Desde el estante – Notas sobre la limpieza de primavera

Una de las cosas más raras de este trabajo es que no puedes tocar los objetos con los que trabajas. En ninguna otra parte esto es más extrañamente evidente que cuando estamos limpiando la casa [sede de nuestra histórica colección]. Y es cuando venimos, armados con nuestra aspiradora de 1.400 dólares, guantes blancos, trapos para el polvo especiales tratados electrostáticamente y hechos sin componentes artificiales, con cepillos para el polvo hechos de crin de caballo, con nuestros grandes manteles de muselina lavados sin blanqueador ni suavizante, colorante o perfume, y con nuestras esponjosas toallas y paños blancos. Síp, ¡este humilde paño de tela es una de las principales armas en el arsenal del conservador-preservador!

springcleaningDe modo que traemos todo esto a la casa y lo arrastramos por las escaleras –ay, tan estrechas, con esa barandilla que pareciera estar especialmente diseñada para enganchar las mangueras de la aspiradora- y lo alistamos todo. El único problema es… que no hay lugar para disponerlo todo. Excepto el suelo y el alféizar de las ventanas. No puedes poner la brocha para el polvo sobre el aparador, no puedes colocar los accesorios de la aspiradora en el baúl, no puedes sentarte en ninguna de las sillas cuando te sientas cansado. ¿Alguna vez intentaste armar una aspiradora con los guantes puestos? ¿Alguna vez intentaste pasar la aspiradora en una casa que tiene exactamente sólo dos tomacorrientes?, ¿o intentaste aspirar en una casa en la que no puedes tocar el mobiliario con ninguno de los accesorios de la aspiradora, ni con tus manos desnudas?, ¿o cuando para llegar hasta detrás o debajo de un mueble grande debes contar con dos personas más que lleven guantes para levantarlo y moverlo, para que no quede rasguñado el piso?

Luego está el polvo. En la casa, cuando todo está suave y brillante, solo aplicas el espray en tu trapo y frotas la madera y queda reluciente. En una casa como la Casa Hez [Casa de Hezequiah Alexander House], toda la madera es más vieja que tu tátara abuela; tiene grietas, virutas y astillas, y acabados desiguales. Si se le pasa un trapo sobre el polvo, terminas cubierto con trozos e hilachas de sus telas. Tienes que utilizar una brocha para el polvo, y extraerlo con la aspiradora. Incluso, no se permite rociar nada sobre ella, por lo tanto allí los paños de polvo son un lujo. Y ni hablar de los paños y manteles… Luego, a menudo hay que mover un artefacto para desempolvar el mueble sobre el que está colocado. Tienes que recordar que si el objeto tiene un borde, no se puede asir por él, y si tiene un mango, tampoco no se puede asir por él; y si está hecho de vidrio o cerámica no puedes usar guantes; y si no es de vidrio o cerámica tienes que usar guantes; y cuando al fin te acuerdas de lo que está y no está permitido hacer, siete capas más de polvo se han acumulado sobre esos objetos.

Pienso que lo más difícil de recordar es lo de no colocar nada sobre las camas. La mayoría de los cubrecamas y muchos de los manteles son tejidos históricos, por lo que no se puede poner sobre ellos ninguna cosa afilada o rugosa, como las que hayan sido tomadas de un estante de la habitación de los chicos, a menos que se tome la precaución de poner antes una almohadilla gruesa de muselina sobre la cama. La otra cosa con la que tengo problemas para recordar es la de no apoyarse sobre ningún mueble. Es algo automático colocar un brazo en el tocador para apoyarte cuando estás tratando de alcanzar el tomacorriente que está justo detrás de él, o apoyarte contra una cama para alcanzar el lado más lejano para arreglarle su lencería. Bueno, déjame decirte que si te apoyas en una de esas camas, ¡éstas se irán inclinando hasta que tú y ellas queden en el suelo! De modo que, así como ves a tu criada sacudiendo tu casa y ordenando todas tus pequeñas indiscreciones, ten piedad de tu pobre personal y de tus asistentes para las colecciones cuando hagas esa limpieza y trates de encontrar la manera de no poner las manos en las mismas cosas que se deben limpiar… luego de que cientos de niños, que no son los tuyos propios, hayan pasado por allí…

Bueno, tengo trabajo por actualizar en la base de datos. ¡Ta ta… por ahora!

Shanti
Anne

Traducción desde el inglés al español: Fernando Almarza Rísquez

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¡Un partido de pelota para el Registrador!

Cuando piensas acerca del trabajo del registrador, la mayoría de las veces yo apuesto a que crees que se trata de bellas artes, hallazgos arqueológicos o fósiles. Las colecciones y museos deportivos son menos conocidos. Pero, ey, ¿deportes y museos? Eso me suena como un partido de ganar-ganar. Me placía conocer a Antony Aristovolou, quien había trabajado para varias colecciones deportivas. El rol del registrador parece ser siempre el mismo: objetos diversos, catálogo, base de datos, almacén. Sin muchas sorpresas, solo cumples con las reglas. Pero lo que sucedió con Antony fue como esperar una cancha de grama y encontrar una de arcilla. Es como tener la expectativa de una carrera de 100 metros y descubrir justo ese día que se trata de una carrera de las denominadas Ironman, y que debes hacerla con las chancletas puestas.

tennisMi trabajo con el Museo del Club de Cricket y la reubicación del Museo Nacional de Deportes, su registro y su nuevo local, llegaban a su fin, y yo ya había asegurado un nuevo empleo con el Centro de Investigación de Gestión de Ocio [CLMR, por sus siglas en inglés] de la Universidad Deakin en Diciembre de 2006. Me habían dicho que para Enero de 2007 [la organización del] Tennis Australia (TA) tenía una colección patrimonial que necesitaba ser reubicada y registrada. El paquete completo. A estas alturas, no me dijeron que no se había realizado ningún trabajo inicial (por ejemplo, instalaciones externas, software de gestión de contenidos, estanterías, etc.). ¡Demonios, y el contrato entre la Universidad y el Tennis Australia no se había formalizado aun! Así que ahí estaba yo, orgulloso de mí mismo, pensando que había terminado el trabajo anterior, y que iba a disfrutar de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y con un nuevo empleo en ciernes. ¡Cuán equivocado estaba!

Las cosas arrancaron con lentitud en Marzo de 2007, cuando me llevaron a las instalaciones donde guardaban el container en el que trajeron la colección. Básicamente, toda la colección estaba en ese depósito –traída directamente desde California, EEUU. Era la colección particular de un expatriado alemán de nombre Rolf Jaeger, quien la exhibió en un museo privado de California. Había sido traída por el entonces Presidente del TA, el Sr. Geoff Pollard, con la esperanza de estimular la formación de la colección del TA, en un nuevo museo ubicado en Melbourne Park. Esta colección de Jaeger estaba destinada a complementar la de artefactos históricos que se mantenía en las oficinas y almacenes del Melbourne Park. Australia era el único país del Grand Slam que no tenía un museo sobre ello. Todos los objetos fueron embalados en el container, y de inmediato me di cuenta que había algunas faltantes. Yo estaba boquiabierto, sin haber comido nada (estaba hambriento por mi falta de dinero en ese entonces). De todos modos, mi trabajo no era hacer solamente todo lo ya referido, sino que tenía que dar con un depósito para almacenaje, equipo de computación, software de imágenes y de gestión de contenidos, equipo fotográfico, asesoría en seguridad, estanterías, etc.

Tenía hecho todo eso, y resuelto lo del contenedor, y en el curso de pocos meses lentamente fui poniendo todo en orden. El dinero se hizo escaso al poco tiempo – tenía lo que necesitaba, computadora, software de gestión de las colecciones y equipo fotográfico, pero no había resuelto aun lo referido a la reubicación de los materiales (cajas libres de ácido, etc.) y las estanterías (tenía algo, pero no lo suficiente para instalar satisfactoriamente todos los ítems en forma segura). Muchos de los objetos –en particular los cientos de raquetas- los tenía en grandes contenedores de acrílico (con envoltorios transparentes por encima venidos dentro del contenedor), cada uno sobre paletas de madera. :-/

Sin embargo, todo estaba etiquetado, registrado, catalogado (con el software de gestión de colecciones Vernon), con ubicaciones asignadas, envueltas con plástico transparente por encima (la mejor de mis habilidades). Hice reportes de daños para los objetos que se dañaron dentro del contenedor (o, en uno de los casos, y esto entre tú y yo- destruidos), y eso fue todo. Ah, no, no del todo. También tuve que entenderme (y sin saberlo cuando lo comencé) con el exceso de mobiliario, que no pertenecía ni a la colección del TA y el equipo del Abierto de Australia. Eso ocupó un enorme espacio en el almacén, y meses de reacomodo de todos los objetos para condensar y maximizar el espacio para la colección, Y, arreglarlo de modo que el polvo y suciedad que traían impactara lo menos posible sobre la colección.

Bueno, esto es –al menos lo que recuerdo al momento de escribirlo. No sé que habrá ocurrido con la mayoría de los objetos de esa colección desde que finalicé este proyecto en Abril de 2009, pero hace cerca de un año vi que algunos de esos objetos con los que trabajé habían sido prestados al Club de Tenis Kooyonh (la antigua sede del Abierto de Australia), y fue bueno verlo. ¡Al menos algunas de esas gemas con las que trabajé estaban teniendo su oportunidad de ser mostradas! 🙂

Texto: Antony Aristovoulou.

Traducción del inglés al español: Fernando Almarza Rísquez

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