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Desde el estante – Tapalo

lotus_closedDigamos que compras un aparato que viene en una caja. Este envase protector podría tener en él fotografías en color de lo que hay dentro, instrucciones de instalación y uso, y un código de barras mediante el cual el fabricante, expedidor y almacén pueden mantener un seguimiento de su precio e inventario. Una vez acabada la utilidad de esta caja, la doblamos y se envía a reciclar.

Piensa cincuenta años hacia el futuro, por ejemplo,. Cuando prestamos dicho aparato que vino en esa caja a otro museo. ¿Qué hace el museo? Lo pone en otra caja. Esta caja sirve para fines muy similares a la original, e incluso a veces tiene el unicuo código de barras. Sin embargo, existen diferencias importantes entre el embalaje original y el nuevo. lotus_adviceLa caja Antigua podría haber servido como protección física a corto plazo para evitar daños al aparato durante su transporte y almacenamiento, pero casi seguro que estaba hecha de materiales que, a largo plazo, hubiese perjudicado el pobre aparato. Papel y cartó ácido, espuma que emite gasses nocivos, quizá plásticos que deterioran y forman películas adhesivas que pueden dañar su acabado. Adhesivos que se descomponen y migran de cintas y costuras a los contenidos.

lotus_open1La nueva caja es fabricada con cartón especial libre de ácido y protége contra la migración del mismo. Esta hecha sin adhesivos. Bandejas o soportes internos pueden estar hechos con espumas inertes, algodón sin teñir ni procesar, telas de poliéster o fibras o papel tisú arrugado y libre de ácido. La caja tiene una etiqueta con el número de inventario y la descripción del aparato. A veces incluso tiene una fotografía del aparato y asi evitamos abrir la caja para ver su contenido. Si es necesario, inclusion tiene instrucciones para abrir de la caja y manejar el aparato de forma segura.

lotus_open2Muchos objetos en la collection de un museo pueden almacenarse simplemente en estanterías o cajones y muchos otros se almacenan en cajas libres de ácido, disponibles comercialmente, con el relleno o apoyo básico. Algunos objetos, sin embargo, son demasiado frágiles, o tienen una forma irregular, para caber en un embalaje prefabricado. En estos casos entra en juego la fabricació de una caja. Para ello utilizo herramientas simples, un cuchillo, una plancha de corte y una pistola de pegamento. Mi arsenal de materiales incluye cartón y cartulina libre de ácidos, espuma en planchas, bloques y varillas, cinta de doble cara, cinta muselina y algodón, así como tejido libre de ácidos.

El diseño de una caja se determina midiendo el objeto para asi averiguar la mejor manera de posicinamiento, teniendo en cuenta el espacio necesario para incluir relleno y soportes, y conseguir la forma de poder abrir y cerrar la caja con la menor cantidad de manipulación. A veces el objeto se situa en un colchón con relleno de fibra de poliéster, a veces está sujeto a los soportes, a veces se bloquea con bloques de espuma desmontables, con números e instrucciones. ¿Cómo se puede averiguar qué usar? Experiencia, y para mí, la capacidad de imaginarme a mí mismo como objeto, capaz de detectar cualquier tensión o punto débil que necesita ser atendido.

lotus_open3La caja mostrada aquí es del tipo conocido como una “caja de loto”. Tiene cuatro lados desplegables, que permiten que la pequeña copa y platillo puedan verse sin abrir la caja. La tapa mantiene los laterals de la caja juntos cuando la caja está cerrada. Actualmente estoy diseñando un tipo de caja similar para un artefacto perteneciente al Museo Levine. Tendrá una bandeja y sólo un lado desplegable, con bloques de espuma internos que permitiran que dos objetos viajen con seguridad, uno dentro del otro. También me han pedido que participle en un taller de fabricación de cajas este verano para el Consorcio de Preservación de Carolina del Norte (North Carolina Presevation Consortium).
Los embalajes me han fascinado desde que era un niña. Siempre he guardado cajas, latas y botellas. Mientras estaba sentaba en clase de geometría, diseñaba pequeñas cajas plegables en mi papel cuadriculado. Pasando a diseñar embalajes para objetos en la collection de un museo fue una progresión muy natural, y esto sigue siendo mi parte favorita del trabajo como Encargada de Collecciones.

Traducción al español desde el inglés: Maria C. O’Malley

Dale un descanso – Reflexiones acerca de la exposición de objetos sensible a la luz

matt2Es habitual que las políticas de gestión de colecciones de los museos incluyan una planificación de la exposición de objetos sensibles a la luz, tales como obras sobre papel y textiles. A menudo incluyen recomendaciones sobre niveles de luz y especifican el tiempo durante el cual se puede exponer un objeto antes de devolverlo al almacén para que “descanse”. La duración del período de exposición y del tiempo de descanso son, de hecho, puramente arbitrarias –en realidad todos los objetos sensibles a la luz tienen una vida finita–. Planteáoslo como si cada objeto tuviera una cuenta bancaria de la que se pueden retirar fondos, pero en la que no se pueden hacer depósitos. Cada período de exposición es una retirada de fondos. El período “de descanso” no es un período durante el cual el objeto se recupera del tiempo de exposición, puesto que –ahora todos juntos– el daño causado por la luz es acumulativo e irreversible. Cuando la cuenta se agota, se agota. Solo tienes que decirle a cualquiera que te pida que acortes el tiempo de descanso o que alargues el de exposición que lo que realmente te está pidiendo es que agotes el tiempo “de vida” del objeto más rápido. O, por enfocarlo de un modo un poco distinto, puedes exponer el objeto con frecuencia ahora, o puedes exponerlo con muy poca frecuencia para que tus tataranietos puedan tener la oportunidad de verlo.

Respecto a cómo de largo puede ser ese ciclo “vital”, eso depende de muchos factores –el ambiente en el que se almacena el objeto, la cantidad de luz y otros factores ambientales del espacio en que se expone, y las fibras, tintes, tintas y cualquier otro material constitutivo del objeto. Junto con el tiempo que pasa expuesto, estos factores, tanto los que se pueden controlar como los que no, determinarán la duración de esa cuenta bancaria.

Anne T. Lane
Mountain Heritage Center
Western Carolina University

Traducción al español desde el inglés: Lucía Villarreal

Este post también se encuentra disponible en italiano, traducido por Silvia Telmon.

COLECCIONES Y EXPOSICIONES: UNA RELACIÓN SIMBIÓTICA

Anne T. Lane

Montar una exposición es un trabajo de equipo. Gracias a Matt Leininger por la foto.

Montar una exposición es un trabajo de equipo. Gracias a Matt Leininger por la foto.

Una exposición puede concebirse de muchas maneras. Normalmente la idea es lo primero y el texto y los elementos que se van a exponer se unen para apoyar la idea. A veces un objeto o un grupo de objetos encarnan una idea, y el resto de la exposición se construye en torno a ellos. Sean los objetos parte de la colección del museo o sean prestados por otra institución o individuo, el departamento de colecciones se vuelve parte de la ecuación desde el mismo comienzo del proceso.

Ya la elección de las opciones entre los objetos disponibles es en primer lugar un asunto de indagación: en la base de datos y en las posibles colecciones privadas. Se proporciona una lista de posibilidades al personal de las colecciones, que las sacan para que las vean el comisario y el diseñador de la exposición. Se evalúa cada artículo no solo por su adecuación argumental sino por sus condiciones y vulnerabilidad a los desgastes de la manipulación y la exposición a la luz. A veces el simple tamaño o el peso son factores limitadores, o el hecho de que el artículo pueda o no protegerse de visitantes curiosos que no reconocen el daño que su manipulación puede causarle.

Una vez que se ha elegido el material, se sigue una serie de pasos para preparar los artículos de cara a la exposición. Se actualizan o escriben informes sobre las condiciones de los objetos, con imágenes para complementarlos. Los diseñadores de la exposición deben conocer las medidas y las necesidades de iluminación para determinar los elementos de soporte y la colocación, así como la posibilidad de rotación para los objetos vulnerables. El personal de las colecciones debe determinar por turnos qué monturas o soportes construir para asegurar la estabilidad de cada objeto. Tanto los diseñadores de la exposición como el personal de las colecciones deben tener un profundo conocimiento de los materiales adecuados para crear un entorno seguro para la exposición. Esto no solo incluye los elementos de soporte, las monturas y los revestimientos sino también los elementos gráficos, las tintas y los materiales adhesivos.

Por si acaso… el personal de registro se asegura de que las luces son las adecuadas. Gracias a Abbi Kaye Huderle por la foto.

Por si acaso… el personal de registro se asegura de que las luces son las adecuadas. Gracias a Abbi Kaye Huderle por la foto.

Una instalación es siempre un proyecto de unión. Para que funcione de manera fluida, todos deben saber dónde y cuándo tiene que ir cada pieza. El personal y los voluntarios trabajan juntos para transportar los objetos del almacén a la galería, despejando el camino y abriendo y cerrando las puertas según la necesidad. Una vez que los objetos están en la galería alguien tiene que estar allí en todo momento para que no merodee por allí ninguna persona sin autorización. Se colocan los soportes y el material aislante, se instalan los objetos, y después se deben ajustar los niveles de luz. El personal de montaje desde las escaleras de mano y el personal de las colecciones desde el suelo trabajan para dirigir y controlar los niveles de luz de tal manera que los objetos queden claramente iluminados pero sin que peligren por una luz excesiva. La comodidad del público también debe ser tenida en cuenta ya que una luz brillante que moleste los ojos del visitante a través de la galería es un fallo serio. Un último pulido con las vitrinas de plexiglás y ya se puede abrir al público.

Incluso cuando una exposición ya se ha cerrado, los montadores y el personal de las colecciones deben comprobar regularmente que las vitrinas están limpias, que no se ha descolocado nada de su lugar, que ningún visitante ha manipulado o alterado los objetos y que los niveles de luz se mantienen adecuadamente. El personal de las colecciones también inspecciona en busca de síntomas de plagas. Si hay algo mal puesto, se comunica al departamento adecuado y se soluciona con la menor molestia posible respecto a la exposición.

Traducción al español desde el inglés: Salvador Martinez

Este post también se encuentra disponible en francés, traducido por Marine Martineau y en italiano, traducido por Silvia Telmon.

Desde el estante – Las peticiones del público

Por si pensaban que había estado jugando con mis pulgares entre una y otra de las cosas sobre las que he escrito en números anteriores, déjenme comentarles acerca de los

Requerimientos del público

Déjenme poner la escena – Tengo dos internos esperándome para que les indique sobre sus próximos proyectos. No sólo qué son, sino cómo hacerlos. Y no sólo decirles, sino mostrarles cómo hacerlo. Y comenzar a hacerlo yo mí misma para que ellos tengan una idea clara. Entonces, Kris me llama por teléfono para decirme que me necesita para chequear los textos para los paneles del Eagle Project (el Proyecto Águila) antes de enviarlos al impresor a las 2:30. Son la 1:00. Pongo los textos en la computadora, y luego voy a la mesa a mostrarles a los internos cómo embalar y envolver en tisú y poner en cajas los abrigos de niño. Pero suena el teléfono, es una voz de anciano, suave como la melaza de sorgo ……

In attic, 1780s house, Nine Mile Point, Jefferson Parish, Louisiana. View towards 20th century closet constructed within the attic. by Infrogmation via flickr“Me dijeron que era con ud. con quien debía hablar. Estábamos limpiando el gallinero de la granja de mi bisabuelo y encontramos esta piedra. Creo que es oro, realmente. Parece como algo que los Indios debieron haber usado. Es brillante pero tiene rasguños. La lavamos muy bien y no huele tan mal. Le pasé una lima para sacarle algunos arañazos. Se la estoy llevando en 15 minutos. Espero que no le importe. Estoy seguro de que es valiosa”.

Bueno, sí. Exageré. Pero la mayoría de las llamadas de potenciales donantes comienza con “Estábamos limpiando el ático en la casa de mi… (escoja ud. el familiar)”. Si eso suena como algo que nos podría interesar, chequeo con Kris y acordamos ir a verlo o que nos lo traigan. Si no calza en los parámetros de nuestras colecciones, les sugiero otro museo que pueda interesarse. Si quien llama quiere saber algo acerca del valor de un ítem, sobre todo si planea donarlo, tengo prohibido, por ética museística, dar un avalúo. Tengo una lista de avaluadores y websites a quienes referirles. Si ellos sólo quieren saber qué es, trato de ayudarles por teléfono, pero si no puedo, los llevo o trato de sugerirles a alguien más que les pueda ayudar.

Otro tipo común de llamadas es la de las personas que quieren saber cómo preservar mejor sus tesoros familiares. Trato de saber -en la medida que pueda- de qué está hecho el objeto, en qué condición está, qué quiere hacer la persona con él. Igualmente, les pregunto sobre si el sitio donde lo guardan es caliente o tiene aire acondicionado, y con qué tipo de iluminación cuenta. A veces es una situación quisquillosa, porque trato de obtener una idea por teléfono acerca de si la persona quiere o está dispuesta a invertir algún dinero en materiales especializados de almacenamiento. De ser así, sugiero lo que pueden necesitar y les doy información acerca de dónde conseguirlo. Si no, a menudo recurro a la vieja estrategia: si no pueden procurarse unas buenas cajas de archivo o embalaje, que guarden sus objetos de valor en un armario, envueltos en una vieja y gastada funda de almohada.

También está la estrategia de la bolsa de cierre zip -mala estrategia-, el “si-te-sientes-cómoda, -es-probablemente-una-estrategia-demasiado-cómoda”, o la estrategia del “cualquier-cosa-menos-cajas-de-cartón-en-el-ático”. Usualmente trato de convencerlos de que el lavado y pulido frecuente hace más daño que mantenerlo en condiciones inferiores a las ideales.Si veo que necesito investigar más, les digo que les devolveré la llamada. Y lo hago.

Incluso me metí a voluntaria por mi cuenta, atendiendo solicitudes telefónicas de información. A finales de este mes iré a un pequeño museo local para enseñar a los miembros de su personal remunerado, y a algunos de sus voluntarios, acerca de cómo marcar los objetos.

Amo ayudar a la gente en esas cosas, pero toma tiempo. Y tengo que ir a actualizar la base de datos.

Shanti

Anne

Desde el estante – Mapeando mapas

Map of Downtown Charlotte 1954, Map by Dolph Map Co., picture via flickr by davecitoLas cosas han estado algo tranquilas por acá últimamente. Solo he estado actualizando la base de datos. Solo tengo cerca de 100 fotografías que renombrar. He comenzado a procesar 2.000 adquisiciones, y estamos casi actualizados en la data de las que han ingresado durante el año. El problema es, no obstante, que cuando las cosas interesantes llegan a nuestro escritorio, uno no puede simplemente anotarlas, pegarles un número y otro pegarlo en el estante. Te involucras con ellos. Últimamente, ha sucedido con mapas. Kelly, una de nuestras -ah, tan maravillosas- internas y yo estábamos hurgando en un conjunto de mapas del anteproyecto inmobiliario de Charlotte, en el condado de Mecklenburg, que data de la década de los años 1930. Ellos demarcaban lotes del centro de la ciudad -perdón, de zonas residenciales- e indicaban los dueños de propiedades y sus avalúos. Los valores de las propiedades han cambiado un poco desde entonces, ¡pero Trade and Tryron era el lugar para quedarse a vivir! Este tipo de documentación es de inestimable valor para cualquier investigación sobre la historia de las edificaciones y negocios de la ciudad. Teníamos como parte del mismo material para darle accesión una multa a un lote oficial de Charlotte, Carolina del Norte, fechada en 1928. Estaba impresa en lino con cubierta de pelo largo, hecha a partir de los originales y bocetos dibujados a mano alzada de, entre otros recuerdos, los de un pasado desaparecido, y las líneas del tranvía que solía servir como transporte masivo para la ciudad.

Es algo instructivo -y fascinante- regresar cuarenta años y más, hasta 1888. El mapa donado este año es del Condado de Mecklenburg. El centro de la ciudad no está detallado, pero los nombres de los propietarios están escritos en las áreas periféricas. Con suficiente seguridad, allí está “nuestro” Alexanders (see  http://www.charlottemuseum.org/alexanders.asp para más detalles). En varias de esas propiedades se pueden ver los nombres que luego fueron dados a las calles, a los parques y edificios, negocios y vecindarios del área. Junto con este mapa, recibimos como propiedad del museo una emisión de bonos de arrendamiento de Inglaterra, de 1696. Se colgaba en una oficina de abogados de Charlotte, y dentro de poco se colgará en nuestra biblioteca. Está escrito a mano en pergamino de piel de becerro y con tres sellos de cera de color rojo en la parte inferior, ¡y yo desafío a cualquiera a intentar leerlo! No sólo es escritura arcaica, sino que es un lenguaje legal opaco que avergonzaría a cualquier moderno escribiente de las letras pequeñas. Lee, otro interno de la colección, intentó transcribirmelo. Afortunadamente, el donante encontró una transcripción hecha por otro abogado en 1975. Probablemente vamos a lograr que esté disponible en la biblioteca para los que tengan curiosidad, ¡o que estén en busca de lecciones de verborrea ofuscadora!

Bueno, mejor sigo con la actualización de la base de datos. Y pegando algunos números.

Shanti.

Anne

Traducción al español desde el inglés: Fernando Almarza Rísquez

Desde el estante – Notas sobre la limpieza de primavera

Una de las cosas más raras de este trabajo es que no puedes tocar los objetos con los que trabajas. En ninguna otra parte esto es más extrañamente evidente que cuando estamos limpiando la casa [sede de nuestra histórica colección]. Y es cuando venimos, armados con nuestra aspiradora de 1.400 dólares, guantes blancos, trapos para el polvo especiales tratados electrostáticamente y hechos sin componentes artificiales, con cepillos para el polvo hechos de crin de caballo, con nuestros grandes manteles de muselina lavados sin blanqueador ni suavizante, colorante o perfume, y con nuestras esponjosas toallas y paños blancos. Síp, ¡este humilde paño de tela es una de las principales armas en el arsenal del conservador-preservador!

springcleaningDe modo que traemos todo esto a la casa y lo arrastramos por las escaleras –ay, tan estrechas, con esa barandilla que pareciera estar especialmente diseñada para enganchar las mangueras de la aspiradora- y lo alistamos todo. El único problema es… que no hay lugar para disponerlo todo. Excepto el suelo y el alféizar de las ventanas. No puedes poner la brocha para el polvo sobre el aparador, no puedes colocar los accesorios de la aspiradora en el baúl, no puedes sentarte en ninguna de las sillas cuando te sientas cansado. ¿Alguna vez intentaste armar una aspiradora con los guantes puestos? ¿Alguna vez intentaste pasar la aspiradora en una casa que tiene exactamente sólo dos tomacorrientes?, ¿o intentaste aspirar en una casa en la que no puedes tocar el mobiliario con ninguno de los accesorios de la aspiradora, ni con tus manos desnudas?, ¿o cuando para llegar hasta detrás o debajo de un mueble grande debes contar con dos personas más que lleven guantes para levantarlo y moverlo, para que no quede rasguñado el piso?

Luego está el polvo. En la casa, cuando todo está suave y brillante, solo aplicas el espray en tu trapo y frotas la madera y queda reluciente. En una casa como la Casa Hez [Casa de Hezequiah Alexander House], toda la madera es más vieja que tu tátara abuela; tiene grietas, virutas y astillas, y acabados desiguales. Si se le pasa un trapo sobre el polvo, terminas cubierto con trozos e hilachas de sus telas. Tienes que utilizar una brocha para el polvo, y extraerlo con la aspiradora. Incluso, no se permite rociar nada sobre ella, por lo tanto allí los paños de polvo son un lujo. Y ni hablar de los paños y manteles… Luego, a menudo hay que mover un artefacto para desempolvar el mueble sobre el que está colocado. Tienes que recordar que si el objeto tiene un borde, no se puede asir por él, y si tiene un mango, tampoco no se puede asir por él; y si está hecho de vidrio o cerámica no puedes usar guantes; y si no es de vidrio o cerámica tienes que usar guantes; y cuando al fin te acuerdas de lo que está y no está permitido hacer, siete capas más de polvo se han acumulado sobre esos objetos.

Pienso que lo más difícil de recordar es lo de no colocar nada sobre las camas. La mayoría de los cubrecamas y muchos de los manteles son tejidos históricos, por lo que no se puede poner sobre ellos ninguna cosa afilada o rugosa, como las que hayan sido tomadas de un estante de la habitación de los chicos, a menos que se tome la precaución de poner antes una almohadilla gruesa de muselina sobre la cama. La otra cosa con la que tengo problemas para recordar es la de no apoyarse sobre ningún mueble. Es algo automático colocar un brazo en el tocador para apoyarte cuando estás tratando de alcanzar el tomacorriente que está justo detrás de él, o apoyarte contra una cama para alcanzar el lado más lejano para arreglarle su lencería. Bueno, déjame decirte que si te apoyas en una de esas camas, ¡éstas se irán inclinando hasta que tú y ellas queden en el suelo! De modo que, así como ves a tu criada sacudiendo tu casa y ordenando todas tus pequeñas indiscreciones, ten piedad de tu pobre personal y de tus asistentes para las colecciones cuando hagas esa limpieza y trates de encontrar la manera de no poner las manos en las mismas cosas que se deben limpiar… luego de que cientos de niños, que no son los tuyos propios, hayan pasado por allí…

Bueno, tengo trabajo por actualizar en la base de datos. ¡Ta ta… por ahora!

Shanti
Anne

Traducción desde el inglés al español: Fernando Almarza Rísquez

Desde el estante – Un día en la vida de un gerente de colecciones

Tal y como descubrí recientemente, nosotros los registradores, gerentes de colecciones y curadores de colecciones somos una extraña raza de animales raramente vistos. Como sabemos, gracias a Discovery Channel, no hay nada más interesante que avistar animales raros en su hábitat natural. Estoy realmente contenta de que mi colega Anne T. Lane comenzara una serie acerca del trabajo en el departamento de colecciones. Así que, si ud. sigue esta serie, la próxima vez que sus hijos les digan “Mami, ¿qué hace un gerente de colecciones?” pueda darles respuestas más inteligentes que “Bueno, un gerente de colecciones gerencia colecciones”.

La vida allí atrás es diferente. No hay ventanas, porque la luz va en detrimento de los objetos del museo. Tenemos nuestro propio e independiente sistema de control de clima, porque el calor y la elevada humedad dañan a esos objetos. También lo hace la humedad muy baja. Así que si ud. nos ve parpadeando como una lechuza ante una fuerte luz y usando mangas largas durante una ola de calor de 90 grados, usted sabrá de dónde venimos.

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Así que, ¿les gustaría escuchar sobre un día típico en la vida de una persona que trabaja con las colecciones? Lo siento, pues no hay tal cosa. Estoy diseñando una base para almacenar una máscara de gas de la Segunda Guerra Mundial. He estado haciéndolo por cerca de dos semanas. Tengo que trabajar en ello, ay, tal vez por 10 minutos cada vez, entre el etiquetado de la colección de ganchitos para el cabello, embalar en mantos y cajas libres de ácido algunos trajes de mujer de la era Victoriana, actualizar la base de datos de la colección, hacer reportes de condición física a la exposición de grabados de las escaleras del vestíbulo, visitar a un potencial donante en su casa para supervisar una colección de prendas de vestir de bebé de la Primera Guerra Mundial, pedir una cotización por el enmarcado de algunos carteles, actualizar la base de datos, supervisar la labor de los voluntarios en el ingreso de datos de nuestras antiguas fichas del catálogo, limpiar la Casa de Ezequías Alexander, lavar los guantes que utilizamos para manipular los objetos de las colecciones (detergente suave, enjuagar dos veces, sin ponerle suavizante, y no dejar que el gato duerma en la bolsa), actualizar la base de datos, organizar los nuevos envoltorios y cajas para la colección de tarjetas postales, asistir a las reuniones de planificación, hacer en casa las tareas de esas reuniones de planificación, fotografiar una chaqueta y un bolso de cuentas, alisar al vapor las arrugas de una colcha, discutir con Kris el calendario de exposiciones de los próximos tres años, ay, ¿mencioné lo de actualizar la base de datos de las colecciones?

No es un trabajo aburrido. Tienes que trabajar con otra gente, y dependiendo de tu formación, entrenamiento y hábitos adquiridos, trabajas de forma estable y rutinaria durante horas, en asuntos que no siempre te exigen una absoluta concentración; tendrás que “hacer la comadreja”. Tienes la oportunidad de ser creativo, de construir cosas, de manejar cosas interesantes, de hacer investigación, de resolver problemas; aprendes cosas nuevas cada día, trabajas con gente y compañeros de trabajo con mentalidad como la tuya, sean internos o voluntarios. Ah, ¿mencioné… upa, párrafo equivocado. Tienes que ser preciso y detallista al extremo, organizado pero asimismo muy flexible. Y no tienes permitido comer tu almuerzo en tu mesa. Nunca.

Estaré escribiendo aquí acerca de las cosas, viejas y nuevas, que habitan en las estanterías o que reposan en las cajas en un museo. Y sobre algunos de los procesos y procedimientos para su cuidado. Mucha gente no tiene idea de lo que sucede tras las puertas cerradas de un departamento de colecciones. Me encontrarás tratando de elaborar un dispositivo de almacenaje para esta pobre máscara de gas, o bien en la actualización de la base de datos de las colecciones.

Shanti
Anne

Text: Anne T. Lane

Traducción desde el inglés al español: Fernando Almarza Rísquez