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Obviamente, si te preguntas a ti mismo las respuestas son limitadas, así que pregunté a los colegas de la “RCAAM listserv” [lista de distribución del Registrars Committee of the American Alliance of Museums]. Recibí un montón de consejos esclarecedores es y algunas historias geniales sobre pájaros en colecciones. Así que ahora puedo facilitaros una guía sobre cómo manejar pájaros en colecciones, paso a paso (claro está, si no están muertos y naturalizados):
- Cierra todas las puertas interiores que den al espacio donde está el pájaro.
- Abre todas las puertas y ventanas que den al exterior.
- Apaga las luces de la estancia, de modo que las vías de salida estén iluminadas para el pájaro.
- Da palmadas, agita escobas, grita, compórtate como un idiota, haz de todo para ahuyentar al pájaro hacia las salidas. Cuanto más alta sea la ventana/puerta, más probable será que el pájaro salga por ella.
- Cuando el pájaro se haya ido, cierra todas las puertas y ventanas.
- Busca agujeros por los que el pájaro haya podido entrar y séllalos (tal como dijo Elizabeth Alberdingput: “A menos que puedas sellar tu edificio, estás cerca de convertirte en ‘la mujer que susurraba a los pájaros’ de tu museo”).
Kara Vetter apuntó que hay dispositivos sonoros ahuyentadores que se pueden instalar cerca de las puertas, si es por ellas por las que entran.
Anne T. Lane aportó una historia realmente propia de MacGyver:
No un pájaro, sino un murciélago, estuvo burlándose de Janice Klein cuando fue directora de un pequeño museo:
“El museo era un espacio totalmente abierto y (aparte de los aseos) my oficina era el único espacio con una puerta, de modo que cuando un pequeño murciélago marrón apareció a última hora de una tarde cuando los demás ya se habían marchado a casa, fue en ese espacio donde tuve que perseguirlo. Una vez que le tuve en la sala, entró en pánico y comenzó a hacer ruidos de eco localización (y sinceramente, yo también emití algunos grititos, ya que no sabía nada sobre murciélagos).Conseguí atraparlo bajo la parte superior de una caja, pero no sabía qué paso dar después. Fuera hacía un frío helador, lo que fue probablemente la razón para que encontrara un modo de entrar en el agradable edificio calentito, así que no quería echarlo sin más. Llamé a uno de los miembros del consejo (siempre viene bien que un miembro del consejo sea un amante de la naturaleza dispuesto a acoger criaturas salvajes en su sótano) y mientras esperábamos, finalmente me di cuenta de por qué se había disparado uno de los volumétricos la noche anterior.”
Y Suzanne Quigley aportó consejos prácticos sobre qué hacer si tienes problemas con los pájaros carpinteros:
El caso es que aprendí mucho más de lo que esperaba. Doy las gracias a Kara Vetter, Anne Lane, Elizabeth Alberding, Julie Blood, Janice Klein y Suzanne Quigley por sus respuestas y a Maria O’Malley por convencerme de escribir una entrada sobre ello para Registrador Trek.
Ah, por cierto, finalmente conseguí sacar a ese pequeño amigo fuera de mi almacén, asegurando a mi compañero de guardia un buen descanso nocturno. Perseguir un pájaro es una cosa, pero que te llamen en mitad de la noche porque la alarma de intrusión se ha disparado es mucho, mucho peor.
Traducción al español desde el inglés: Lucía Villarreal