Un Falso Real: Tras la pista de un falsificador de arte Parte 3

Picture from LSU University Art Museum

Mark Landis
También conocido por sus alias:
2009 – Steven Gardiner
2010 – Father Arthur Scott
2011 – Father James Brantley
2012 – Mark Lanois

Espero haber despertado vuestro interés en Landis hasta el momento, y que estén compartiendo esta historia con otros, incluso si no forman parte del “reino del arte”. Decíamos que Landis había estado haciendo esto por más de 30 años. Pero, ¿por qué?, me ha preguntado la gente –por ejemplo, en un comentario hecho en el blog referiéndose a la Parte 1 de este relato. Nunca hubo intercambio de dinero, ni correspondencia alguna ni fraude a la compañía aseguradora que hubiera interesado a las autoridades. Un antiguo agente del FBI, Bob Wittman, me dijo que si no hubo intercambio de dinero y Landis no vendió ninguna de sus falsificaciones, entonces él no hizo nada malo. Podemos haber una excepción, en cuanto a que Landis dispuso del valioso tiempo de varios profesionales durante todos estos años, y que hubo un costo involucrado, directo e indirecto, que incidió negativamente sobre las disposiciones presupuestarias e incluso, yo creo, sobre la reputación de algunos de estos profesionales. Hay más de 17.000 instituciones aquí en EEUU que resguardan o coleccionan patrimonios artísticos. Y solamente he contactado hasta ahora con 52 de ellas, aunque sé que hay otras allá afuera a las que Landis ha engañado, pero ellas no quieren reconocer que están siendo parte de su juego.

¿Cómo hace uno para detectar una falsificación?, se preguntarán ustedes. Yo no he sido entrenado o educado formalmente para ese tipo de investigación. Me despertó la curiosidad ante el cuadro de Signac donado al SCAD, y ante el Lepine donado al St. Louis. Cuando comencé a sospechar, mi tipología patológica, ese trastorno obsesivo-compulsivo bastante típico de la forma de pensar de un registrador, pateó dentro de mí. Observé las seis donaciones de Landis al Oklahoma City bajo una lente de aumento simple y luz ultravioleta. Cada pieza, el Signac, el Lepine, Daumier, Laurencin, el dibujo a la sanguina del siglo 17, y el Valtat que habíamos recibido un poco antes; todos tenían algo peculiar. El Lepine brillaba bajo la luz negra. ¿Por qué? Había un brillo blanco en todas las secciones en las que Landis no había usado pintura a óleo del siglo 20 para pintar sobre reproducciones digitales. El dibujo a la sanguina, que se suponía era del siglo 17… tenía áreas que brillaban en blanco o en azul oscuro, que dieron lugar a que yo utilizara otros recursos que confirmaron mis sospechas… mi nariz. Para que el dibujo a la sanguina del siglo 17 fuera auténtico, la montura sobre la que había sido fijada debía estar quebradiza, despedazándose al menor esfuerzo. Me recuerdo quitando la esquina inferior izquierda del marco, esperando que se deshiciera y cuidando de no dañar la imagen, y ¿adivinan qué?… estaba completamente blanca… era nueva. Luego acerqué a mi nariz el área expuesta, y ¡olía a CAFÉ! ¡Era una falsificación!

Luego de haber sostenido conversaciones con más de 20 instituciones en menos de 60 minutos, descubrí al más prolífico falsificador de arte de nuestro tiempo. Pero no uno como los que hemos conocido en el pasado, sino uno con un perfil inusual, que no estaba en esto por dinero, sino por filantropía, por honor, como para ser considerado por papi y mami como un “buen chico”. Landis no estaba interesado en ver en exposición a los FALSOS Reales que reuní en la Universidad de Cincinnati en pasado mes de Abril. Y le cito a él: “No me importa ver estas cosas. Ya las he visto. ¿Hay alguien aquí que diga que eso es bueno? Síp, eso sería bueno.” Palabras de Landis… Así que, compañeros detectives, no teman usar su instinto y hacer preguntas. Ustedes podrían ser los próximos registradores en descubrir algo tan grande como mi investigación sobre Mark Augustus Landis. Visión aguda, debida diligencia, paciencia, naturaleza inquisitiva… no tomar las cosas con su valor aparente. ¡Pueden ser engañados!

Más detalles sobre esta estafa próximamente. Yo podría escribir durante cuatro horas acerca de este caso, pero estoy tratando de mantener coherentemente el ritmo quincenal de esta historia, dándoles a ustedes lo suficiente para ponerles a pensar y despertarles vuestra curiosidad. Ah, ¡y esperen hasta que comparta con ustedes la falsificación del Picasso! Recuerden ver mi información de contacto en la página de Autores del Registrador Trek. ¡Hablamos pronto!

Matt

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