Cuando piensas acerca del trabajo del registrador, la mayoría de las veces yo apuesto a que crees que se trata de bellas artes, hallazgos arqueológicos o fósiles. Las colecciones y museos deportivos son menos conocidos. Pero, ey, ¿deportes y museos? Eso me suena como un partido de ganar-ganar. Me placía conocer a Antony Aristovolou, quien había trabajado para varias colecciones deportivas. El rol del registrador parece ser siempre el mismo: objetos diversos, catálogo, base de datos, almacén. Sin muchas sorpresas, solo cumples con las reglas. Pero lo que sucedió con Antony fue como esperar una cancha de grama y encontrar una de arcilla. Es como tener la expectativa de una carrera de 100 metros y descubrir justo ese día que se trata de una carrera de las denominadas Ironman, y que debes hacerla con las chancletas puestas.
Mi trabajo con el Museo del Club de Cricket y la reubicación del Museo Nacional de Deportes, su registro y su nuevo local, llegaban a su fin, y yo ya había asegurado un nuevo empleo con el Centro de Investigación de Gestión de Ocio [CLMR, por sus siglas en inglés] de la Universidad Deakin en Diciembre de 2006. Me habían dicho que para Enero de 2007 [la organización del] Tennis Australia (TA) tenía una colección patrimonial que necesitaba ser reubicada y registrada. El paquete completo. A estas alturas, no me dijeron que no se había realizado ningún trabajo inicial (por ejemplo, instalaciones externas, software de gestión de contenidos, estanterías, etc.). ¡Demonios, y el contrato entre la Universidad y el Tennis Australia no se había formalizado aun! Así que ahí estaba yo, orgulloso de mí mismo, pensando que había terminado el trabajo anterior, y que iba a disfrutar de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y con un nuevo empleo en ciernes. ¡Cuán equivocado estaba!
Las cosas arrancaron con lentitud en Marzo de 2007, cuando me llevaron a las instalaciones donde guardaban el container en el que trajeron la colección. Básicamente, toda la colección estaba en ese depósito –traída directamente desde California, EEUU. Era la colección particular de un expatriado alemán de nombre Rolf Jaeger, quien la exhibió en un museo privado de California. Había sido traída por el entonces Presidente del TA, el Sr. Geoff Pollard, con la esperanza de estimular la formación de la colección del TA, en un nuevo museo ubicado en Melbourne Park. Esta colección de Jaeger estaba destinada a complementar la de artefactos históricos que se mantenía en las oficinas y almacenes del Melbourne Park. Australia era el único país del Grand Slam que no tenía un museo sobre ello. Todos los objetos fueron embalados en el container, y de inmediato me di cuenta que había algunas faltantes. Yo estaba boquiabierto, sin haber comido nada (estaba hambriento por mi falta de dinero en ese entonces). De todos modos, mi trabajo no era hacer solamente todo lo ya referido, sino que tenía que dar con un depósito para almacenaje, equipo de computación, software de imágenes y de gestión de contenidos, equipo fotográfico, asesoría en seguridad, estanterías, etc.
Tenía hecho todo eso, y resuelto lo del contenedor, y en el curso de pocos meses lentamente fui poniendo todo en orden. El dinero se hizo escaso al poco tiempo – tenía lo que necesitaba, computadora, software de gestión de las colecciones y equipo fotográfico, pero no había resuelto aun lo referido a la reubicación de los materiales (cajas libres de ácido, etc.) y las estanterías (tenía algo, pero no lo suficiente para instalar satisfactoriamente todos los ítems en forma segura). Muchos de los objetos –en particular los cientos de raquetas- los tenía en grandes contenedores de acrílico (con envoltorios transparentes por encima venidos dentro del contenedor), cada uno sobre paletas de madera. :-/
Sin embargo, todo estaba etiquetado, registrado, catalogado (con el software de gestión de colecciones Vernon), con ubicaciones asignadas, envueltas con plástico transparente por encima (la mejor de mis habilidades). Hice reportes de daños para los objetos que se dañaron dentro del contenedor (o, en uno de los casos, y esto entre tú y yo- destruidos), y eso fue todo. Ah, no, no del todo. También tuve que entenderme (y sin saberlo cuando lo comencé) con el exceso de mobiliario, que no pertenecía ni a la colección del TA y el equipo del Abierto de Australia. Eso ocupó un enorme espacio en el almacén, y meses de reacomodo de todos los objetos para condensar y maximizar el espacio para la colección, Y, arreglarlo de modo que el polvo y suciedad que traían impactara lo menos posible sobre la colección.
Bueno, esto es –al menos lo que recuerdo al momento de escribirlo. No sé que habrá ocurrido con la mayoría de los objetos de esa colección desde que finalicé este proyecto en Abril de 2009, pero hace cerca de un año vi que algunos de esos objetos con los que trabajé habían sido prestados al Club de Tenis Kooyonh (la antigua sede del Abierto de Australia), y fue bueno verlo. ¡Al menos algunas de esas gemas con las que trabajé estaban teniendo su oportunidad de ser mostradas! 🙂
Texto: Antony Aristovoulou.
Traducción del inglés al español: Fernando Almarza Rísquez