¡El tamaño sí importa!

This paper machine was measured a few times before being transported.

Esta máquina bobinadora de papel fue medida varias veces antes de ser transportada.

Si usted quiere escuchar a la gente del museo quejarse, sólo diga “medidas”. Cada uno de nosotros tiene una historia que contar al respecto. Murphy, el de la Ley de Murphy, pareciera estar rondando por nuestras cintas plegables y medidores de distancia. No todas las historias son tan extremas como la que se muestra en las imágenes acá. La máquina bobinadora de papel fue medida una y otra vez, porque obviamente era la cosa más difícil de mover para su reubicación dentro del gran almacén. Teníamos la documentación técnica. Teníamos los especialistas en cargas pesadas, con experiencia en casos mucho más problemáticos que el de nuestra “pequeña” máquina bobinadora de papel. Estábamos confiados en nuestras habilidades profesionales cuando supervisamos esta parte de la máquina, que iba a ser cargada por la grúa sobre el remolque de plataforma baja. No fue sino hasta ese momento que nos dimos cuenta de que la máquina no pasaría por la puerta mientras estuviera montada sobre ese remolque bajo. No era mucho, tal vez unas pocas pulgadas. Parecía que las imprecisiones en las medidas (la altura de esa parte de la máquina, la altura del tráiler, la altura de la puerta) empeoraron el caso. No había duda –estábamos ante un problema.

On the flat-bed trailer the machine didn't fit through our gate. The riggers had to be creative...

Montada sobre el remolque bajo, la máquina no pasaba por nuestra puerta. Los cargadores tuvieron que ser creativos…

Afortunadamente, contábamos con unos expertos de carga pesada. Luego de algunas discusiones, decidimos cargar la máquina sobre unos tableros con ruedas y empujarla cuidadosamente a través de la puerta. Funcionó. Al pasar la puerta, la máquina fue de nuevo levantada por la grúa, puesta sobre el remolque de plataforma baja y mudada a su nuevo hogar.

Don't let your eyes fool you: Now it seems obvious that it doesn't fit through the gate, but that's only due to perspective. In reality it were only about 4 cm missing.

No deje que sus ojos le engañen: ahora parece obvio que no pasa por la puerta, pero eso se debe a la perspectiva. En realidad, fue sólo por unos 4 cms.

Otros casos sobre medidas mal tomadas son menos espectaculares, pero los problemas que causan son a veces mayores. No sé por qué, pero algunas personas tienden a redondear a la baja cuando se trata de medir. No es particularmente útil, especialmente si usted tiene un constructor o diseñador de embalajes con esa misma tendencia…

Hay un problema especial que surge cuando se trabaja con socios internacionales. En la Unión Europea, es práctica común la medida en el sistema métrico, mientras que en el Reino Unido y EEUU usan su propio sistema (las Unidades Imperiales y las unidades acostumbradas en EEUU). Normalmente uno como registrador tiene esto en mente, pero los malentendidos suceden de todas maneras. Recuerdo un caso en el que un fax llegado a nosotros, difícilmente legible, contenía los datos de unos objetos. Haciendo memoria, parece absurdo, pero durante mucho tiempo planificamos que algo llegaría en una pequeña caja de aproximadamente 50 x 20 x 21 centímetros (20 x 8 x 8 pulgadas). Cuando los costos estimados del viaje nos fueron faxeados, quedamos impresionados por el monto. Fue entonces cuando releímos el fax, dándonos cuenta de que lo malinterpretamos. Síp, el signo detrás de las medidas NO era una comilla doble (“), era solo una comilla normal (‘), o sea, ese signo pequeño que distingue las pulgadas (1” = 2.54 cm) de los pies (foot) (1’ = 30.48 cm). No íbamos a recibir una cajita simple, íbamos a recibir un verdadero contenedor de 20 pies…

Angela

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Medios digitales, Didáctica universitaria y Antropofagia cultural: Reflexiones de una profesora latina en el exilio

Río de Janeiro, 2013.

“Si no conoces la respuesta, discute la pregunta” (Clifford Geertz).

Un “nativo” es, en el lenguaje antropológico, un ser local, aquel que pertenece a la tierra y que es el primer habitante de un lugar, mientras que el “inmigrante” es un extraño o extranjero, aquel que vino de afuera para tomar un lugar como nativo o para ocupar su territorio. Es como un filme hollywoodense de comanches y vaqueros ¡en el cual el indio es encarnado por Elvis Presley y su madre indígena está encarnada por Dolores del Río!

Es interesante notar que el lenguaje de la cibercultura o del ciberespacio emplea, por lo tanto, las nociones reificadas por la cultura occidental sobre el colonialismo y el imperialismo: en este nuevo contexto ciber, “nativo” es aquel que ya nació en el interior de un orden digital y que por consiguiente razona de acuerdo con tal lógica, mientras que un “inmigrante” es aquel que se está desplazando desde la cultura libresca medieval-renacentista hacia una cibercultura y que, por tal motivo, aun mantiene un pie allá y otro acá.

¿Cómo queda tal cultura del ciberespacio si pensamos en el gran número de analfabetos gramaticales y digitales de América Latina? Néstor García Canclini, en libros como Diferentes, Desiguales y Desconectados, Editorial UFRJ, 2005, explora las contradicciones de poblaciones indígenas suramericanas ¡que utilizan internet sin siquiera haber sido alfabetizados! En cuanto antropóloga y educadora, esta parece ser una cuestión pertinente para ser discutida aquí: ¿Cómo entrar en la era digital, de carácter internacional o global, sin perder las referencias regionales de la cultura brasileña, inspirándome aquí en una postura como la “antropofagia cultural” de Oswald de Andrade?

Con la intención de estimular a mis alumnos a desarrollar un sentido crítico, vengo desarrollando un producto de creación visual en Arte-Educación, en el cual abordo la relevancia de devorar críticamente la cibercultura y devolverla re-transformada, de acuerdo con un lenguaje local “nativo”. Me parece que esta cuestión principal y pertinente no es enfocada cuando se habla de cibercultura: ¿será que todos los estatutos culturales ahí representados, aparentemente de forma “democrática”, adquieren la misma preponderancia socio-económica al ser tragados? ¿Cómo, entonces, insertar un contexto de “devoración crítica” junto con los alumnos, o sea, cómo despertar en ellos un sentido estético (en el sentido platónico) de las ideas? ¿Cómo hacerlos separar la paja del trigo en medio de la barahúnda y el caos de los medios digitales, la cual es inevitablemente permeada por la lógica capitalista, imperialista y colonialista del primer mundo europeo y norteamericano?

Son cuestiones filosóficas y humanistas de primer orden, compañeros: ¿será que lo que piensa el “nativo digital” típico es relevante, pertinente, política y éticamente correcto y puede contribuir para cambiar el mundo para mejor? O, más importante aun, ¿cuál es la real contribución didáctica que el saber erudito del profesor puede hacer en relación con la mayoritaria sub-información vehiculada por los medios digitales hoy día?

___________________________________________________________

Profesora-Doctora Dinah Papi Guimaraens, Programa de Postgrado en Arquitectura y Urbanismo, Universidad Federal Fluminense y Directora Fundadora asociada del Museo de Arte y Orígenes, NYC (Doctora por el Programa de Postgrado em Antropología Social –Museo Nacional- UFRJ y la New York University- Museum Studies Program / Becaria Fulbright, Post-Doctora, Departamento de Antropología, Universidad de New Mexico, EEUU).

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Un Falso Real: Tras la pista de un falsificador de arte Parte 1

Cuando estoy pensando en algo acerca de relatos notables de Registradores una historia me viene de inmediato a la mente: la del falsificador de arte Mark Landis. El registrador Matthew C. Leininger descubrió sus falsificaciones e intentó seguirle la pista desde entonces. Estoy realmente feliz porque él aceptó contribuir con su relato. Haremos esto como el seguimiento a una historia detectivesca de la vida real, así que manténganse en sintonía. Se pueden ver algunas de las falsificaciones que fueron hechas por Landis en este video de youtube. Landis aun se mantiene haciendo sus falsificaciones, de modo que ud. siempre encontrará sus pinturas y alias conocidos en cada relato. Es nuestra meta el mantener a la gente de los museos alrededor del mundo informada acerca de este falsificador y sobre cómo actúa. Si ud. le reconoce: informe de eso a Matt Leininger. ¡Gracias! – Angela.

Lo que estoy por compartir con ustedes es la visión de mis encuentros personales con quien el New York Times ha llamado “el más prolífico falsificador de arte de nuestro tiempo.” Yo era Registrador y jefe de departamento en el Museo de Arte de la Ciudad de Oklahoma en 2008 cuando todo esto comenzó.

picture: LSU University Art Museum

Mark Landis
También conocido por sus alias:
2009 – Steven Gardiner
2010 – Father Arthur Scott
2011 – Father James Brantley
2012 – Mark Lanois

Los registradores son los verdaderos guardianes de las colecciones, y las horas extras y su experiencia se convierten en su segunda naturaleza a la hora de chequear las colecciones, especialmente cuando provienen de un donante que parece tener oscuras intenciones. El 7 de agosto 2008 mi debida atención y diligencia pudieron discernir sus frutos de un modo que ni siquiera imaginaba, cuando me topé con un personaje llamado Mark Augustus Landis, de Laurel, Mississippi. Landis, a principios de 2008, había regalado una acuarela “realizada por” Louis Valtat a la ciudad de Oklahoma. Estábamos muy entusiasmados con esta rara obra de arte, y sin haber realizado ninguna investigación, la montamos, enmarcamos y colgamos en nuestras salas. No solo estábamos entusiasmados con la obra, sino con el prometido regalo de adicionales obras de arte y dinero para un fondo del cual Landis ya nos había hablado. Corría mayo de 2008 cuando recibimos el Valtat. En julio de ese año Landis llegó al museo, durante uno de los montajes más difíciles que se habían asumido. Fui llamado a dejar todo lo que estaba haciendo para atender a Landis, junto con el curador jefe y el director. Fue una agotadora jornada de dos días y medio, por decir lo menos. El equipo consideró a Landis no solo como alguien de oscuras intenciones, sino que además había algo que no estaba bien en él; ¿saben?, no es un buen presentimiento. Le dimos carta blanca en nuestra tienda, y le invitábamos el almuerzo, el cual nunca comió. El curador jefe lo llevó hasta el aeropuerto para su regreso a Laurel (¿les mencioné que Landis pagó su propio boleto de avión, hoteles y sus comidas?). Pero, ¡Landis se quedó dormido en la puerta y alguien le robó todos sus bienes comprados en nuestra tienda! Tuvimos que regresar al aeropuerto y ayudarle a reservar de nuevo para que pudiera regresar a su casa.

Les mencioné el 7 de agosto, fecha que recuerdo bien. Estábamos preparándonos para recibir las referidas nuevas donaciones de obras de arte y mostrarlas a nuestro comité de adquisiciones. Hice mi investigación sobre las piezas, para luego comprobar que el Savannah College of Art and Design había recibido la misma acuarela de Paul Signac que Landis había obsequiado en la misma época en que él estaba en Oklahoma City. Luego encontramos un óleo sobre tabla de Stanislas Lépine. La misma se había mostrado en un comunicado de prensa en el sitio web del Museo de Arte de la Universidad de St. Louis. Mmmmm, sí, donada por Landis. Yo estaba en lo cierto. Investigué las piezas restantes e Igualmente las encontré en otras colecciones a lo largo de Estados Unidos. Después de rastrear los últimos cinco años de movimientos de Landis, descubrí más de cien falsificaciones que Landis había ido donando a instituciones en veinte estados durante más de cincuenta años… y yo soy la única persona que conoció con Landis y reveló su estafa a nivel nacional e internacional.

Este es solo el comienzo, y apenas he arañado en la superficie con este blog. Agradezco a Angela Kipp por invitarme a participar y espero que uds. lo disfruten a medida que yo vaya compartiendo con uds. mi primer informe, y la historia completa acerca de Mark Landis.

Maténganse en sintonía,

Matt

Este post también se encuentra disponible en Francés, traducido por Kelsey Brow.

Leer más:

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¿Guantes de algodón blanco o guantes de blue jean?

¿Por qué son guantes blancos? Pues, ¡para que se vea cuando están sucios! Los registradores lo hacen con los guantes puestos; esto es casi un lema.

designall

“Registrars do it with their gloves on”
“Los registradores lo hacen con los guantes puestos”
Imagen tomada de aquí

Todos los objetos de la colección pasan por las manos del registrador y de su equipo de asistentes, desde su ingreso al museo hasta cada vez que salen para ser expuestos o cedidos en préstamo. Y un buen registrador nunca permite que nadie toque los objetos sin los guantes blancos muy limpios, o con guantes de puntos negros de hule antirresbalantes, también muy limpios, si son objetos muy pesados.

ACTUALIZACIÓN 15/1/2013: Olviden lo de los puntos negros de caucho. Como pueden ver en la sección de Comentarios, no es una buena práctica. El uso de guantes de nitrilo -o de guantes de nylon con palmas de nitrilo para los objetos pesados- es mucho mejor.

Son guantes de algodón blanco, ¡no son blue jeans!

Recuerdo que hace unos 20 años di varios pares de guantes blancos limpios a un nuevo auxiliar de depósitos que tuve, explicándole su uso, etc. Al día siguiente se presentó con los guantes teñidos de color verde muy oscuro; este auxiliar me dijo que “así, no se les ve el sucio”. Por favor… eso es tener mentalidad de blue jean

 

Uno puede vestir un pantalón blue jean varios días seguidos (ah, vamos, ¿quién no lo hace?), pues no se le ve mucho el sucio… (ya que son de color azul oscuro). Pero los guantes blancos para manipular objetos lo son, precisamente, para que se vea cuando están sucios, y así cambiarlos de inmediato por unos limpios; de lo contrario, ensuciarán los objetos manipulados. Imaginen manipular objetos de la colección con guantes oscuros “que no se les ve el sucio”, y los daños y manchas que le producirán a los objetos manipulados.

Podemos decir que si existe un símbolo para los registradores de museos del mundo: el par de guantes blancos, sobre todo si son museos de arte u objetos muy delicados, como documentales o arqueológicos. Es no solo la idea publicitaria de la imagen y empresa señaladas al comienzo de estas líneas; es también el proyecto de la Asociación de Museos del Atlántico-Medio de EEUU, que con esa denominación invitó el año pasado a registradores, gerentes de colecciones y archivistas a su reunión de trabajo de voluntariado. Esta acción fue bautizada por ellos como “La pandilla de los guantes blancos”.

Esa denominación les viene muy bien a los registradores y gerentes de colecciones de todo el mundo.

Fernando Almarza Rísquez

 

Este post también se encuentra disponible en francés, traducido por Kelsey Brow.

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Negocio serio

Un registrador de Nueva York se pregunta cuál lado es arriba

Un registrador de Nueva York se pregunta cuál lado es arriba

Sí, el trabajo del registrador es un asunto serio. Todos esos objetos valiosos en nuestra colección, las tareas de documentación; los registradores somos muy serios y no andamos con tonterías. ¿Cierto? ¡Cierto! ¿Por qué entonces a veces uno ve una reunión en la que el registrador y los miembros de su equipo están presos de risitas nerviosas? ¡Porque nuestro trabajo está repleto de humor involuntario!

Recuerdo que una vez una caja de embalaje que llegó para una exposición decía “Este lado hacia arriba” sobre dos de sus bordes opuestos. Infortunadamente, no tomé una fotografía, pero pueden imaginarse lo feliz que estuve al recibir la fotografía que ven a la izquierda, tomada por Noel Valentin, del Museo del Barrio de Nueva York.

Y ni hablar de las cosas humorísticas que se pueden encontrar en las bases de datos. ¿Qué me dicen del “Cuchillo sin hojilla y sin mango”? Creo que hay maneras más inteligentes de decirnos que ese objeto se encontraba en condición de pérdida total. Y esta otra acotación que encontré en el campo “Condición” de nuestra base de datos, que decía “Necesita ser aspirado”. Siempre tenemos una aspiradora a la mano, por lo que creo que toma más tiempo escribir dicha frase que aspirar el objeto… Y luego entonces es que se hace el reporte de condición física. Recuerdo una colega que me envió un reporte de condición  sobre un objeto que se encontraba “feo, pero durable”.

“¡Cierre la puerta! Es por el clima”. ¡Registradores, hagan algo contra el cambio climático!

“¡Cierre la puerta! Es por el clima”. ¡Registradores, hagan algo contra el cambio climático!

Me encantan las inscripciones estúpidas. Trato de tomar fotos siempre que veo algo estúpido escrito acerca de algo. Perdí una de mis favoritas, una caja que estaba marcada “Vorsicht Inhalt” (“¡Contenido: precaución!”). ¡Resultó que contenía un extinguidor de fuego para carro y la inscripción era una advertencia de no tirar la caja (que era una caja de una botella de vino) porque había un artefacto valioso aún no documentado dentro! Bueno, dada esa inscripción yo me esperaba al menos encontrar asbesto o mercurio…

Me encontré con otra cosa, que puede verse en la foto de la derecha: “¡Cierre la puerta! Es por el clima”. Por supuesto sabemos lo que se entiende por eso de “cierre la puerta”. La puerta debe mantenerse cerrada porque la temperatura y la humedad relativa deben mantenerse estables en ese recinto. Pero con todas estas discusiones sobre el cambio climático… bueno, parece una solución como demasiado simple.

Al parecer, no soy la única a quien le gusta el humor involuntario sobre el trabajo del registrador. Den una mirada a este maravilloso vídeo: Stuff Museum People Say” [“Cosas del museo, dice la gente”] que hizo el Atlanta History Center: http://www.youtube.com/watch?v=IhAJiz2ixuY . En el minuto 1: 23 puede verse la típica escena en la que una miembro del equipo se hiere, y la registradora grita “¡Aleja la sangre del objeto!”

Ah, sí, y también nos encontramos con fallas a la hora de almacenar los objetos. Liz Walton creó un blog sobre esto: Art Storage Fail. [Fallas en el Almacenamiento de arte]. Disfrútenlo, y si tienen algo que tenga que ver con eso, envíenlo a ella.

Déjenme cerrar estas líneas con dos humoradas no intencionales en unas cartas que recibí de nuestro deshollinador de chimeneas. Nuestros depósitos externos para las colecciones no están habilitados las 24 horas al día los 7 días de la semana. Él ya estaba al tanto de esto, dadas las muchas, muchas veces que vino a hacer su revisión anual y no había nadie allá. Así que ahora él primero nos envía una carta para fijar una cita. La primera que recibí decía: “Estaré yendo el 25 de febrero a las 10:15 am o en los días posteriores”. Dado que él no se apareció el 25, lo llamé para citarlo el 26 de febrero, 11:00 am, y todo salió bien. El siguiente año recibí una carta: “Estaré yendo en febrero. Por favor no me esperen, les llamaré para hacer la cita”. De nuevo, todo salió bien luego de que él llamó, pero hasta hoy no he podido sacarme de la cabeza la imagen de alguien esperando la llegada del deshollinador de chimeneas durante todo el mes de febrero…

Angela

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Cómo llegué a ser registrador de museo II

Vagabundeando en los diversos ámbitos del Museo

Angela Kipp

picture by Bernd Kiessling

Vista de mi más reciente lugar de trabajo.
HDR photo by Bernd Kießling

Aunque más bien sería: ¿Cómo me di cuenta de que era una registradora…? Pero, comencemos desde el principio.

Siempre me han gustado los objetos viejos, y escalé castillos y visité museos desde que tengo memoria. Así que de alguna manera era lógico que eligiera museología al finalizar la escuela. Por cierto, mi agente de la oficina central de empleos consideró que eso era una idea muy tonta. De todas maneras, decidí estudiar en Berlín, en la Universidad de Ciencias Aplicadas (FHTW en alemán). Esto implicó que yo tuviera que hacer 6 meses de internado en algún museo o archivo para poder completar los requisitos de ingreso. Hice esto en el Museo de la Tecnología y del Trabajo (LTA en alemán), en Manheim. Esta fue la primera vez que entré en contacto con el trabajo de las colecciones de los museos, pues una de mis tareas fue documentar alrededor de 500 latas de café, que iban desde envases muy pequeños como de medicamentos, hasta grandes contenedores.

La ventaja de esto era que no solo fui aceptada como estudiante de museología en Berlín, en el otoño de 1998, sino que también para el primer receso del semestre ya tenía un empleo en el museo. El LTA mostraba una exposición sobre “El café, cómo hacerlo y cómo degustarlo”. Me convertí en una combinación de bartender explicando cómo tostar el café en la máquina tostadora, y luego de vendedora de tazas de café a los visitantes. Cuando no había nada que hacer, documentaba las máquinas y los molinos de café, y podía dar conferencias de cinco minutos acerca del principio de la “cafetera de recirculación” y sobre por qué es una idea tonta colar café con ella.

En el siguiente receso del semestre, hice un internado en el Museo de la Comunicación (anteriormente el museo postal) en Berlín. Estaban preparando su próxima exposición permanente, y así, “infortunadamente”, tuve que cortar mis estudios por un semestre porque los del museo me nombraron asistente del proyecto. Fue una etapa emocionante y aprendí muchas, muchas cosas acerca de exposiciones, investigación, redacción de textos, cuestiones sobre derechos de autor, manipulación de objetos y resolución de problemas. Regresé a mis estudios en mayo de 2000, aunque luego de este proyecto ni una vez he dejado de trabajar para un museo o institución similar. Trabajé como profesional independiente durante mis estudios, como trabajo secundario. Fueron diferentes trabajos, pero la mayoría de ellos estuvo vinculada con exposiciones especiales. De este modo, aprendí mucho sobre ENIGMA, la máquina de codificación, sobre milicia prusiana, ladrillos de arcilla, desarrollo agrícola en el estado de Brandenburgo, parámetros de historia de la iglesia, el cerebro humano y la fabricación de tornillos.

Finalicé mis estudios en la primavera de 2000, y permanecí trabajando como profesional independiente para museos, principalmente para el Deutsche Museum en Munich y para el Museo de la Catedral de Brandenburg/Havel, pero continuaba en la búsqueda de un contrato o un trabajo estable en algún museo. Un día que estaba buscando avisos de empleo en intertnet, surgió un nombre muy conocido para mí: el Landesmuseum für Technik und Arbeit estaba buscando un curador para su exposición permanente sobre materiales sintéticos y sus colecciones de objetos de química. Sintiendo que no tenía nada que perder, envié mi solicitud, sabiendo que mis posibilidades eran pocas, ya que ellos buscaban un especialista en química. Fue grande mi sorpresa al ellos invitarme a una entrevista de trabajo, y en febrero de 2003 yo estaba de vuelta en mi “viejo” museo, lo que me hacía sentir como de regreso en casa.

Developing Banana Key Rings (from left to right): Polypropylene let the key ring break too easy, blue was the wrong color, polyethylene with yellow color was just perfect.

Preparación de las bananas-llavero. (De izquierda a derecha): el de Polipropileno se rompía demasiado fácil, la azul era de color equivocado, la de polietileno amarillo quedó perfecta.

La exposición permanente sobre materiales sintéticos incluía algunas máquinas de moldeo por inyección que aún funcionaban. Así que cuando el museo mostró una exposición especial sobre bananas, nos las arreglamos para encontrar un fabricante local de formas de moldeo, quien nos diseñó, manufacturó y donó un molde para hacer llaveros en forma de banana. Fue muy divertido para los técnicos de demostración y para mí encontrar el material y el color sintéticos correctos para obtener una banana perfecta. Hicimos bananas blancas, rosadas y azules e incluso una que quedó como una banana podrida, ya que la temperatura estaba muy alta y la quemó un poco. Al rato, fuimos capaces de producir llaveros en forma de bananas perfectas de polietileno amarillo. A los visitantes les gustaron mucho. (Disculpen esta nota al margen, pero como este no es un relato de registradores, no tendré posibilidad de contarla en otra parte).

As a side note: The little blue banana is travelling the world as a geocaching travelbug and is currently in Sweden...

Nota al margen: La pequeña banana azul está viajando por el mundo como viajera errante por error (geocaching), y actualmente está en Suecia…

Ser curador de materiales sintéticos significó no solo trabajo curatorial, sino también un poco de trabajo como registradora. Había una gran colección de cintas magnéticas originales, de principios de 1934 hasta la actualidad, que requerían ser revisadas y documentadas. La mayor dificultad estribó en investigar sobre cómo archivarlas y preservar la información en ellas, problema que aun no se ha resuelto a plena satisfacción.

Como pueden imaginar, el tiempo pasa rápidamente, y el contrato era solo por dos años. En mi segundo año allí, el Landesmuseum anunció el cargo de “Depotverwalter” (Administrador de almacenes externos). Otra vez sin tener nada que perder, solicité el cargo y fui seleccionada. Esto marcó el punto donde me cambié completamente del área de exposiciones a la del trabajo con las colecciones.

Fue mucho más tarde, en 2006, luego de haber coordinado el cierre de uno de nuestros almacenes y la reubicación de las colecciones en los dos actuales recintos, que traté de explicar a una colega estadounidense en qué consistía mi trabajo. Investigué en internet y hurgué en dos descripciones de ese trabajo: una, sobre el gerente de las colecciones, y otra sobre el registrador. Decididamente, como mi ocupación tenía más que ver con los asuntos prácticos como el movimiento físico de la colección, escogí el de gerente de las colecciones. Más tarde me di cuenta de que el uso del término difiere de institución a institución, y yo también hago mucho del trabajo de base de datos, tanto como del de préstamos, de modo que también soy una registradora.

¡Esto es todo, amigos! Así es como me convertí –o me di cuenta de que era- una registradora.

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"Varios" no es una categoría, y "Objeto" es cualquier cosa

Accesión y Categoría: codificación o división de las colecciones

Each of these 3,000 objects of Mexican Folk Art need - and have - a category.Thanks to Aleida Garcia for the picture.  www.imasonline.org

Cada uno de estos 3.000 objetos de arte popular mexicano requiere -y tiene- una categoría. Gracias a Aleida García por la imagen. www.imasonline.org

En las labores del registrador de colecciones del museo, las codificaciones de Accesión y Categoría para cada objeto de su colección resultan indispensables. Son más que un número, pues portan en sí mismas una gran cantidad de información, o abren la puerta a ésta.

Estos códigos son una especie de “QR” avant la lettre. Su uso en softwares de gestión y control de colecciones permite que se constituyan en puntos de partida para numerosos criterios de búsqueda informatizada; los campos de búsqueda del software pueden incluir todas las numeraciones y terminologías que contienen estas codificaciones.

El código o número de Accesión es de uso  tan universal como indispensable; el de Categoría pareciera no serlo tanto en algunos museos. Sin embargo, a este segundo número daremos más atención en estas líneas. Si el código o número de Accesión refiere al año en el que un ítem ingresó a la colección, de modo secuencial por cada año calendario [v.g. 2012.0034], el de Categoría identifica el ingreso por tipo de objeto genérico, su finalidad y significaciones. La Categoría no es una codificación que refiera lo estético o alguna supuesta superioridad o valor natural, cultural o naturalcultural (artístico, científico, tecnológico, religioso, etc.). Puede o debe incluir tantas sub-categorías como fuere necesario SEGÚN EL TIPO DE OBJETO:

[PINturas-0148];

[MOBiliario/CONsola-0025];

[VEHículos/AUTomotor/CAMión-0012];

[HERRamientas/MARtillo-1135];

[RELojería/PARed-0982];

[TAPices-0023];

[IMPResos/AFIche-1128];

[VESTimentas/CAMisa/MASculina/AFRicana-0089];

[RELigiosoS/CALiz/IGLesia Ortodoxa Griega-0051];

[MUSica/INSTrumentos/AERófonos/Hebreo-0129];

[HERRamientas MECánicas/PERcutoras/TALadro-0023]…

Refiero acá solo objetos culturales y tecnológicos, por mi desconocimiento de las áreas de lo natural-biológico o mineral.

He escrito en mayúsculas “SEGÚN EL TIPO DE OBJETO” porque esa palabreja, cuando es impropiamente utilizada, genera informaciones falaces, imprecisas y demasiado genéricas, y en una colección museística eso es inaceptable. Lo mismo ocurre con la palabreja “VARIOS”. Todo objeto, del tipo que fuere (natural, cultural, tecnológico o naturalcultural) tiene una denominación y pertenece a un género, tipología, especie, familia, etc. Incluso cuando se trata de patrimonios culturales intangibles o inmateriales, o de patrimonios naturales intangibles. Esto es una verdad del tamaño del universo para todo registrador, lo que implica que él/ella debe estar muy al tanto de los criterios de clasificación de los objetos que tiene en su colección; además, debe mantener un estrecho contacto con los curadores e investigadores, o con los fabricantes, que conozcan más de ese objeto en principio desconocido para el registrador. De modo que en las codificaciones por Categoría siempre habrá un término adecuado para su categorización o división. Y si en las Categorías ya existentes en la colección no existe una que albergue a este tipo de objeto, pues ¡cree una! Un buen software de gestión de colecciones lo permite y estimula, al igual que un buen director, un buen curador y un buen registrador…

En mi trabajo como registrador nunca categoricé ciertos objetos como “Varios”, aunque corregí y reubiqué algunos casos ya existentes que me encontraba, y mucho menos cometí la perogrullada de categorizarlos como “Objetos”. ¡Obviamente, todo es un objeto! (al menos hasta que se cree el “Museo de Pensamientos y de Sentimientos”… El registrador de allí estará en problemas…).

He visto casos, por ejemplo en algún museo de Latinoamérica, en el que parte de su colección (que aparece en su página web) está categorizada como “Objetos”. Incluso, hace casi un año hice la observación y sugerencia a su personal involucrado en eso, sin haber recibido respuesta.

El título o denominación genérica correctos de un ítem son algo imprescindible: me encontré un caso en el que un ítem había sido denominado “Sillón con dos brazos”… Una rápida verificación en libros especializados me reconfirmó que una silla que tiene dos brazos se denomina Sillón… Y un poco de razonamiento me ayudó a reconfirmar que los carros ruedan porque tienen ruedas…

Un registrador de colecciones de un museo puede y debe estar en capacidad de abrir sus esquemas y razonamientos, para así poder realizar su trabajo correcta, eficiente y creativamente, adecuándolo a las circunstancias y tipología (Categoría) del objeto al que se va a registrar y dar Accesión a la colección. ¡Debe ser crítico!

 

 

 

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Cómo llegué a ser registrador de museo I

El artista que se convirtió en registrador – y ahora es profesor

Fernando Almarza Rísquez

Fernando today, in front of the ILAM in Costa Rica.

Fernando hoy, frente a la sede del ILAM en San José, Costa Rica.

Estudié artes plásticas durante 4 años, y desarrollé alguna actividad como artista en tres exposiciones colectivas. Posteriormente estudié diseño gráfico durante dos años, habiendo trabajado poco tiempo como asistente de un diseñador. Tenía entonces 26 años, y contaba con cierto conocimiento de la historia del arte, y sensibilidad estética.

En 1986 comencé a estudiar Historia del Arte en la universidad, y vi publicado un aviso en el que solicitaban un asistente para la oficina de registro en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC), Venezuela. Exigían estudios de historia del arte, conocimientos sobre manipulación de obras de arte, conservación, inglés, capacidad organizativa, responsabilidad, etc. Presenté mi CV, me hicieron la entrevista de rigor, que incluía la traducción de un reportaje de prensa que hicieron al museo sobre una grandiosa exposición del escultor inglés Henry Moore unos meses antes.

Esto fue en abril de 1986. Estaba ilusionado aunque preocupado, pues había otro candidato que estudió Artes en Inglaterra y tenía un excelente inglés. Pero el día 28 me llamaron para darme la buena noticia de que yo había sido seleccionado para el cargo. Muy feliz, comencé el 2 de mayo.

Yo tenía una cierta “ventaja”, pues conocía bastante bien los museos más grandes de Caracas, y a buena parte de sus colecciones permanentes, incluyendo la del propio Museo de Arte Contemporáneo. La traducción que hice del inglés estuvo muy bien, pues me concentré en traducir al español ideas y conceptos, más que a traducir literalmente las palabras. El caso es que comencé mi carrera, y hasta la fecha (diciembre de 2012) lleva acumulados 26 años continuos de experiencia, siempre con intensos estudios. El sentido común me ha llevado a investigar cómo se registran objetos diferentes a los artísticos, sean culturales, naturalculturales o tecnológicos.

Estuve en el MACC hasta 1993, a partir de lo cual me dediqué a prestar asesoría a otros museos de Caracas y de Venezuela, donde desarrollé una estructura de registro y catalogación computarizada actual y profunda. En 2006 comencé a escribir artículos en prensa y en revistas museológicas especializadas sobre esa experiencia, y sobre los catálogos virtuales que desarrollan algunos museos del mundo occidental. Desde 2007 comencé como profesor en el Instituto Latinoamericano de Museos ILAM, de Costa Rica, impartiendo cursos on-line y presenciales sobre ese mismo tema, más otros temas complementarios.

Siempre me he ocupado de reflexionar sobre nuestra profesión, y estoy vinculado activamente con instituciones y profesionales de muchos países.

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Alto en el cielo

Este relato me llegó por email luego de haber yo solicitado algunas excelentes fotos que había visto. Sharon McCullar es Curadora de Colecciones en el Lakeshore Museum Center de Muskegon, EEUU. Ella sugirió que la imagináramos colgando de la barandilla de la plataforma elevada tratando de contarle a gritos a un transeúnte interesado al leer la historia de ese monumento.

Sharon McCullar, Curadora de Colecciones del Lakeshore Museum Center, la Archivista Beryl Gabel y el operador de elevadores de la ciudad de Muskegon limpiando y encerando la estatua superior del Monumento a los Soldados y Marineros (de 70 pies de alto) en el centro de la ciudad de Muskegon Michigan. Detalles en este relato.

Sharon McCullar, Curadora de Colecciones del Lakeshore Museum Center, la Archivista Beryl Gabel y el operador de elevadores de la ciudad de Muskegon limpiando y encerando la estatua superior del Monumento a los Soldados y Marineros (de 70 pies de alto) en el centro de la ciudad de Muskegon Michigan. Detalles en este relato.

El Parque Hackley es un importante punto focal del centro de Muskegon Michigan. Fue dedicado al Día Conmemorativo (Memorial Day) del 30 de Mayo de 1892. Charles Hackey, un prominente propietario de aserraderos locales, adquirió el terreno y asumió el costo del Monumento a los Soldados y Marineros, para conmemorar el servicio prestado por estos a los ciudadanos del Condado de Muskegon durante la Guerra Civil Americana (1861-1865). El monumento de granito, de 76 pies de alto incluye cinco estatuas de bronce y fue diseñado por el arquitecto Joseph Carabelli, nacido en Italia. Alrededor de su base se encuentran estatuas de miembros de la marina, de la caballería, de infantería y de artillería. Sobre el tope del pedestal se yergue una figura de 14 pies de la diosa de la Victoria. El monumento lleva la inscripción: “No conquista, sino paz – A los soldados y marineros que lucharon y para todos los hombres y mujeres patriotas que ayudaron a preservar nuestra nación en la guerra de la rebelión”. Luego, en 1900, fueron comisionadas por Charles H. Hackley cuatro estatuas más, e instaladas en las cuatro esquinas del Hackel Park del Día Conmemorativo. Allí hay esculturas de prominentes personalidades de la Guerra Civil. Las del Presidente Abraham Lincoln y del Almirante Farragaut fueron realizadas por el escultor Charles Niehaus. Las del General Grant y del General William T. Sherman fueron realizadas por J. Massey Rhind.

Sharon MaCullar, Beryl Gabel y el operador de elevadores limpiando la estatua del miembro de la Caballería en el Monumento referido. La estatua está a unos 20 pies sobre el suelo, pero nosotros aun llevamos puestos nuestros arneses y ropa de seguridad. El operador tuvo que ser muy diestro para poder acercarnos a la estatua sin dañarla.

Entre 1997 y 1998 el trabajo de conservación de las estatuas fue realizado por McKay Lodge Fine Arts Conservation de Oberlin, Ohio. El Lakeshore Museum Center trabajo en equipo con la Ciudad de Muskegon para desarrollar un plan básico de mantenimiento que ayudara a la preservación de las estatuas restauradas. Nuestro personal formaba parte de ese equipo de trabajo (es decir, el Curador de Colecciones, otro miembro del equipo de curadores que estuviera disponible, y yo), y trabajó con la Ciudad para dar limpieza y aplicar una ligera capa de cera una vez al año. Planificamos esto para principios de septiembre de cada año, fecha que por lo general es de un clima templado con una humedad relativa y temperatura favorables. Si hay demasiado calor la cera no se fija, pero si hay demasiado frío el proceso de lavado es muy incómodo, y es difícil aplicar la cera uniformemente. El lavado remueve la mugre de la superficie y nos permite inspeccionar cualquier daño o deterioro que tengan las estatuas. Utilizamos un detergente suave recomendado por los conservadores, y cepillos de fregado bastante suaves. La ligera capa de cera provee una delgada película protectora contra la mugre, que facilita su remoción al siguiente año. No tomamos medidas agresivas, ya que no somos conservadores de metal. Esto toma unas 4 horas por cada estatua dependiendo de las condiciones. Un día tibio con una suave brisa ayuda a que las estatuas sequen rápido. Pero los nidos de avispas ocultos en los pliegues de las esculturas suelen ser una desagradable sorpresa.

Cómo me han hecho enfadar los muchos nidos de arañas muy grandes, así como el haber quedado bañada con agua jabonosa.

Para el acceso a las estatuas, la Ciudad de Muskegon provee un elevador –tenemos que elevarnos 80 pies en el aire para alcanzar el extremo superior de la Victoria. Esto requiere de un operador diestro y con nervios de acero. A esa altura uno recibe corrientes de aire –especialmente si se aproxima una tormenta desde el Lago Michigan. Maniobrar alrededor de las estatuas y de la base de granito requiere igualmente de mucha destreza. Necesitamos estar muy cerca de ellas para trabajar con efectividad, pero sin golpear a las estatuas con la plataforma de elevación.

El cubo se balancea un poco –tanto que al final de la semana uno parece un marinero borracho, sintiendo que el mundo se balancea, no importando si se está montado en la plataforma elevada o no.

¡Pero las vistas panorámicas del Lago Muskegon, de la ciudad y del Lago Michigan son espectaculares!

Textos y fotos: Sharon McCullar

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