Hay días buenos y malos. Este es uno malo, y triste. Un día que esperaba que no llegara nunca –o, si lo hacía, que fuese en un futuro muy, muy lejano cuando Registrar Trek fuera un mito sobre el cual los viejos registradores hablaran a los registradores más jóvenes–.
Este proyecto comenzó como un proyecto de dos personas. Fernando y yo. Habíamos estado intercambiando ideas durante… bueno, casi exactamente un año. Nos reímos, nos divertimos, nos inspiramos mutuamente, y Registrar Trek fue el producto de todo esto. Un pequeño proyecto al principio. Dos personas escribiendo artículos y traduciéndolos a su lengua. Cuando salimos “al aire” ganamos rápidamente autores, traductores e idiomas, hasta llegar a los 37 participantes.
El crecimiento rápido es estupendo, pero es difícil estar pendiente de todo. De modo que mientras me ocupaba de organizar a los nuevos miembros del equipo, añadir traducciones y escribir, no advertí que un miembro no estaba contento con el modo en que estaban yendo las cosas. Un miembro muy importante del equipo, mi Capitán (a menudo hacíamos bromas con que su modelo a imitar era el capitán Jean-Luc Picard, y el mío la almirante Kathryn Janeway).
El problema de trabajar a través de Internet con un equipo cuyos miembros son originarios de todos los lugares del mundo es que no tratas con la gente cara a cara. En el trabajo cotidiano en los museos tus ojos o tu intuición te dicen cuándo algo no ha sido entendido en el sentido en que ha sido dicho, o que un miembro del equipo está descontento. Cuando esto ocurre la otra persona y tú podéis coger cada uno una taza de café, ir a la oficina, cerrar la puerta, sentaros y hablar. En Internet solo puedes contar con lo que lees, lo cual da una visión muy limitada acerca de lo que les está pasando a otras personas.
Quizá escribí palabras que no fueron entendidas en el sentido que yo quería darles, quizá fueron otras cosas que hiciera o dijera (o que no hice, o no dije), pero el hecho es que Fernando ha decidido dejar Registrar Trek. No hay posibilidad de contactar con él, no hay posibilidad de aclarar las cosas, no hay posibilidad de retenerle. Siempre dije que si uno de los dos dejaba de divertirse, ese sería el final de Registrar Trek. Y en cierto modo siento que no quiero guiar ese barco sin mi capitán, cofundador y coadministrador. De modo que mi primer impulso fue cancelar el proyecto.
Pero después están los estupendos colegas que ofrecieron su ayuda para hacer traducciones, y la cantidad de gente que sé que está trabajando en contribuciones para Registrar Trek. Y por supuesto estáis vosotros, los lectores del blog, que nos mantenéis motivados para invertir nuestro tiempo libre en escribir artículos y traducciones. Por ello, siento que tengo la responsabilidad de continuar. No puedo prometer que vayamos a poder hacerlo tan bien como antes. Ahora falta el capitán. Pero seguiremos adelante.
Angela
An eloquent message and a fitting farewell. Well done.