A menudo oigo decir que la gente envidia a las personas que trabajan con colecciones porque tienen trabajos interesantes. Estar rodeados de arte todos los días, tener permiso para tocar los originales, ¿no es maravilloso? Sin duda, lo es. Pero también tiene sus inconvenientes. Y no me refiero a las bajas retribuciones, a que haya demasiados profesionales para demasiado pocos trabajos, o a asumir responsabilidades que realmente nadie puede asumir (¿preservar cosas de modo que sigan estando accesibles dentro de más de 100 años? ¡Encuentra a alguien que acepte esta apuesta!). Me refiero a lo que ocurre en tu cerebro cuando vas a una exposición de arte. ¿Cómo de malo puede ser? Pues bien, hice una instantánea de mi mente cuando fui a la Midsummer Party [Fiesta de Mitad del Verano] en el Kiasma durante la Conferencia Europea de Registros de Helsinki. Tenían en marcha su 13ª exposición de la colección y me encontraba ante “Laajentuja” (“Extensor”) de Kimmo Schroderus, de 2004.
“Oh, mira esto, ¡es maravilloso! ¿Ves los extensores telescópicos? Esta cosa se adapta literalmente a cualquier sala. ¿Entienes? A cualquier sala. La puedes montar en un castillo, un pasillo, una gran sala de exposiciones, en cualquier sitio. Y además debería ser fácil de transportar. Me imagino que para la esfera central se necesita una caja especial, pero los extensores deberían poderse adaptar a una caja estándar. Bueno, solo si realmente son telescópicos. A lo mejor sólo lo parecen. Si son piezas independientes, ¿serán huecas, de modo que encajen una dentro de otra? Bueno no, supongo que esto es demasiado arriesgado, piensa en la abrasión. En este caso necesitamos varias cajas. ¿O se podrían usar palés? ¿Qué te parece, irían bien en palés?”
Y entonces mi lado derecho del cerebro saltó:
“¡Vamos, cállate, lado izquierdo, estoy intentando disfrutar del arte!”
Así es. Por eso no puedes disfrutar de verdad las exposiciones si eres administrador de colecciones.
Angela
Por cierto: varias semanas después encontré un “así se hizo” de Kiasma que respondió algunas de mis preguntas: https://www.youtube.com/watch?v=3Xs50NJw9A4
Traducción al español desde el inglés: Lucía Villarreal
I couldn’t agree more! Its nice to know I am not alone. My children have been afflicted as well. They always notice whether labels are on straight or are about to fall off or if the case needs to be dusted.
That moment when you lean in to look closer and realize you’re trying to figure out how they made the mount. The piece is lovely but damn that mount is invisible! Again, thank you for voicing our shared head space. I always enjoy your postings.
Yes! I also spend far more time looking at how the items are mounted, lighted, placed in the case, arranged, etc. and reading/critiquing the labels, to actually pay attention to what is happening.
Up today I was thinking that something is wrong with me!!!! It appears that all registrars & curators go mad with the same symptoms:):):):):)
Exactly! We’re the people who go into an exhibition and wonder about indemnity arrangements and forget to look at the art. Inside the mind of a Registrar is a frightening place to be some times…
So very, very true! I can’t remember the last time I enjoyed an exhibition solely for its aesthetic..it’s always how would I ship that? Is that the best way to display? OMG think of the logistics of traveling that through the building! and on and on… 🙂